En esta entrada compilé información muy útil para crear una Guía de verdad para cumplir metas.
Contiene mucha información empacada, por lo que seguramente tendrás que leerla más de una vez. Eso también significa que no es una entrada breve.
Tal vez en este preciso instante no quieras ponerte una meta, pero te recomiendo que la leas para que sepas que existe algo como esto y recurras a la Guía cuando una idea de meta se te… meta en la cabeza. 😛
Es increíblemente poderosa, pero su verdadero poder no se deja ver sino hasta que la pones en práctica. Es decir, cuando sigues uno por uno, y con paciencia, los pasos que contiene. Te sugiero imprimirla para hacerlo, aunque en realidad no pasa nada si sólo quieres aplicar algunos pasos. Es sólo una guía, no un mandamiento.
Lo primero que tienes que saber
Una meta, forzosamente:
- tiene que «estar de moda» en tu vida. O sea que es necesario que sea algo importante para ti, que te obsesione (o casi), que lo veas por todos lados.
- tiene que ser algo con lo que puedas vivir. Si no quieres que el orden cósmico se altere, no te lo propongas, porque no te motivarás nunca.
- tiene que haber cierto nivel de incertidumbre. Si no te vas a tener que esforzar y encontrar recursos que no sabías que tenías, no tiene caso. Si es imposible y, aunque te emocione, no es humanamente posible, te vas a deprimir cuando tu condición de humano no lo logre.
Piensa en los beneficios: Ponerse (pero sobre todo, cumplir) metas es excelente para la salud. 😉 Es increíblemente divertido; desde el punto de vista psicológico, aumenta tu autoestima, la seguridad en ti mismo y mejoran la imagen que tienes de ti, también frente a los demás. Dotarás a tu vida de más sentido (o de uno, si aún no lo tiene). Ah, y olvidé decirlo: se siente maravillosamente bien.
1. El primer paso
¿Qué quieres hacer?
Para saber hacia dónde avanzar, es muy útil saber qué quieres hacer.
Para saber qué quieres lograr, ve primero en qué no estás tan bien en tu vida.
¿Qué te ocasiona mucho estrés?
¿Qué sientes que te falta?
Otros ejemplos que te pueden dar ideas:
- Tu método actual es muy lento.
- Tu nivel lleva años sin subir.
- Siempre has querido aprender X lengua pero no lo has hecho.
- Tu método actual te aburre/no te divierte.
- No encuentras con quién practicar.
- Piensas que llevar 5 años estudiando es demasiado y te gustaría ir más rápido.
- No encuentras a quien pueda corregir lo que escribes.
- Quieres presentar un examen pero no te sientes preparado.
- Aprender otro idioma ya no es un reto para ti.
¿Ya tienes algo en mente? Excelente.
Si no, ponte a escribir en torno a la pregunta «¿qué me gustaría hacer (o tener) que no he hecho aún?»
2. Empieza a soñar
Lo que sigue es pensar, sin límites y sin objeciones, cómo sería tu situación ideal. Tómate unos minutos para contestar estas preguntas:
¿Cuánta gente interesante y agradable conocerás?
¿Qué sentirás al dominar la lengua y hablar con confianza?
¿Te gusta más dejar de sentirte mal?
No te preocupes por que parezca imposible. Sólo sueña. Tómate el tiempo que necesites, lejos de la computadora. Hazlo por escrito.
No te preocupes por cómo lo harás. Eso viene en seguida.
Bien. En este momento es importante que te pongas específico. Di en una frase lo que quieres hacer: tu meta en concreto.
Ahora piensa cuándo te gustaría verlo realizado. Esto depende mucho de cuál sea tu meta. (Pueden ser meses o semanas. Un año, tal vez. Incluso lo podrías hacer ahora mismo). Elige una fecha que te desafíe pero que al mismo tiempo sea posible.
Es extremadamente importante tener una fecha límite.
Ahora, a la frase que dijiste hace rato, añádele una fecha. «Retomar el japonés» funciona menos que «Encontrar 3 personas para practicar a más tardar el 31 de marzo». En vez de «Dominar el francés a fin de año», puede ser: «Pasar el examen de certificación B2 de francés en noviembre». ¿Ves?
Tip importante: Ten muy claro cómo vas a saber que ya llegaste a tu meta. ¿Qué va a haber cambiado? ¿Habrá algo para demostrarlo (un certificado, por ejemplo)?
3. La vida real
Aquí necesitas escribir qué tan lejos estás de tu situación ideal. Para averiguarlo, contesta las siguientes preguntas y hazte algunas parecidas que tengan que ver con tu meta:
¿Cuántas horas a la semana estás en contacto con la lengua que te interesa? (es decir, ¿cuánto tiempo le estás dedicando?)
¿Cuál es el pretexto que pones con más frecuencia?
¿Qué es lo que temes que pase?
¿Qué crees que sea lo que te ha faltado?
¿Qué es eso que te aburre / que no te inspira?
Y también:
¿Qué recursos tienes?
¿Qué habilidades?
¿Qué objetos podrían servirte?
¿Quién podría ayudarte?
¿Qué información necesitas obtener?
Ya que respondas esto, tendrás una imagen mil veces más clara de dónde estás. No hay prisa para responderlas. Vale la pena.
4. La hora de las opciones
¡Lluvia de ideas! Llegó tu momento de ser creativo sin ponerte realista. Es sumamente importante que estés dispuesto a escribir cosas tontas, «imposibles» y/o absurdas.
Haz, por escrito, la lista más larga que puedas de ideas que podrían acercarte a tu meta. Larga en serio. De 50 opciones, mínimo.
Conforme escribas, se te irán ocurriendo más cosas que poner. Recuerda no censurarte, no burlarte de ti. A veces las ideas descabelladas son las que se convierten en las más factibles.
Para que tengas más ideas, piensa en lo siguiente:
¿A quién podrías pedirle información y/o ayuda?
¿Quién sabe mucho acerca de lo que quieres hacer o quién lo ha logrado ya?
¿Qué frases puedes buscar en Google?
¿Qué haría alguien a quien admiras?
Debe llegar un momento en el que lo escrito por ti sean «instrucciones».
Por ejemplo: en vez de decir: «conseguir a alguien con quién practicar» prefiere «hablarle a (tu amigo que habla japonés) para preguntarle con quién practica». Si te fijas, esta última frase no requiere que pienses. Sólo que actúes… lo que te acerca más a lograrlo.
5. Todos a sus lugares
Toma la lista del paso anterior. Ya no se trata de ser creativo, sino de lo contrario: de enfocarse. Es el paso más emocionante. Con base en esa emoción, elige unas 5 o 6 opciones que te motiven y que signifiquen un reto, pero no exageradamente grande.
De ésas, elige sólo 3:
- una que hagas ahora mismo (si de verdad no puedes, tienes 24 horas)
- una que hagas entre hoy y mañana (48 horas)
- una más, que lleves a cabo entre hoy y la semana que entra. (De martes a martes, o de sábado a sábado.)
¿A qué hora (con minuto) habrás hecho todo esto? Si puedes contestar esto, estás del otro lado. 😀
Esas acciones son las 3 elegidas porque te van a acercar a tu situación ideal, te van a emocionar y las vas a cumplir. Cuando termines con ellas, elige otras. Con cada cosa que hagas te darás cuenta de los ajustes que hay que ir haciendo.
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Ya que fuiste a través de esta guía, tienes esperanza y tus ojos brillan de emoción. Como la esperanza, los sueños y los planes no existen sin acción, revisa esta entrada–>Acción.
6. Lo que sigue después:
- Escribe con letras grandes, en un lugar que veas diario, lo que quieres hacer, y la fecha de caducidad. Ver las cosas muchas veces al día hace que tu mente las recuerde. De otra forma, se te olvidaría. A veces las metas no se cumplen porque se olvidan. Que no te pase.
- Muy probablemente necesites adquirir hábitos que te acercan a metas por medio de las maravillosas, pruebas de 30 días.
- Entiende cómo funciona el éxito.
- Es mejor que te vayas preparando para momentos de extrema alegría. Pero también para baches de frustración y desánimo de los que tal vez ya no quieras salir. Cuando eso te pase, sólo recuerda que es normal y humano y que pronto pasará.
- Piensa que debes ser flexible. Es muy raro que todo salga exactamente como lo habías planeado. Eres lo suficientemente listo como para ir haciendo ajustes a lo largo del camino.
- Calla tu meta. Ve el video de esta entrada si no sabes por qué.
- Recuerda que necesitas disciplina. Y esfuerzo, conceptos que no tienen por qué hacerte sufrir. Estarás sacrificando pequeñeces por una satisfacción mayor.
- Comprende que ponerse y alcanzar metas es un hábito. Esto significa que cada una será más fácil. Y que si en este momento tienes una sensación incómoda con respecto a ellas, es porque no tienes suficiente práctica. Cada vez que cumplas una meta satisfactoriamente, te irás haciendo mejor en ello. Es como cualquier otra habilidad. De hecho, va a llegar un momento en que puedas prescindir de esta Guía.
- Vas a necesitar motivación, pero más que eso, un propósito o un sentido. Conectar tu meta con algo que siempre te haya interesado, algo profundo. Puedes preguntarte lo siguiente: ¿Qué tiene en común esta meta con cosas que he siempre he querido?
- Sé amable contigo mismo. Sé amable contigo mismo cuando no lo logres, cuando te tropieces, cuando algo salga mal. Cuando te des cuenta de que la realidad es muy distinta a lo que creías, cuando te levantes con ganas de no hacer nada, cuando tengas mucho miedo o sueño o sientas que todo va a salir mal. Es parte del viaje y tienes derecho a sentir todo eso.
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Si no tienes buenos recuerdos con las metas, empieza hoy a crear buenas experiencias. Tienes esta guía, tienes otras cosas que has vivido y tienes la certeza de que coleccionar logros es muy satisfactorio.
Tal vez no sea la primera vez que lo intentas, pero no tiene por qué ser como fue antes. Confía en tu perseverancia.
Y si después de que lo intentaste todo sale mal, o te encuentras un obstáculo muy difícil (o muuuuy leeeeento) de superar, por lo menos tendrás el gusto de saber que luchaste y que no te vas a quedar con la duda de qué se sentiría intentarlo.
Usa lo que te haya gustado, y desecha lo que no.
Te deseo lo mejor.