Cómo lidiar con un cerebro multilingüe

Algo que casi nadie te dice cuando habla de adquirir varias lenguas es que incluye una pequeña complicación:

tienes que aprender a usar tu cerebro de nuevo. 

No es poco común que, cuando te concentras en otros idiomas, comiencen a sucederte cosas extrañas:

  • Olvidas palabras de tu lengua materna: «¿Cómo se dice artichoke en español?«
  • Traduces erróneamente: «…y cuando abres la página, sale un jugadorcito, digo, un reproductor chiquito».
  • Haces pausas muy grandes mientras hablas, en lo que piensas cómo se dice un concepto.
  • Inventas palabras: «claro, está partiendo de una situación inegual… errr desigual».
  • Recurres a explicar el significado de una palabra para comunicarte porque parece imposible recordarla.
  • Pasas las preposiciones a lugares donde no van: «¡Mira! Ese es el lugar que te hablé de«
  • Jurarías que un artículo o una canción estaban en español y cuando los encuentras de nuevo te das cuenta de que siempre habían estado en la otra lengua.
  • Consideras seriamente la posibilidad de que tienes una afasia.

No estás loco

Antes que nada, déjame decirte que es totalmente normal. De hecho, es lo esperable cuando estás llegando a niveles avanzados de una lengua.

No tengas miedo de tu propio cerebro.

Como siempre, sólo está haciendo lo mejor posible para funcionar bien, y lo hace con lo que tiene a la mano. Si eso es una lengua, o diez, no importa: para tu cerebro todo cuenta como «instrumento de comunicación» y lo usa indiscriminadamente.

Hasta que le recuerdas que, dado que tu oyente no te entendería, en realidad no te podrías comunicar, y entonces entra en conflicto.

Si hay algo tranquilizador en la vida, es saber que tu interlocutor conoce las mismas lenguas que tú. Te da la libertad de transmitir el significado exacto de lo que quieres expresar, sin intentar traducir, sin sonar acartonado y sin que parezca que no tienes idea de lo que quieres decir mientras esperas que tu memoria obtenga la palabra necesaria.

Pero, lamentablemente, la vida no es tan bella todo el tiempo, y estarás de acuerdo conmigo cuando digo que hay que hacer algo al respecto.

signaling (animated)

Ayuda para tu cerebro

Tras haber lidiado varios años con este… asunto (no me atrevo a llamarlo «problema» porque no es algo malo), he obtenido una que otra epifanía.

Una de ellas: he descubierto que es de mucha ayuda crear un inventario de traducciones útiles.

Se trata de hacer una lista de términos conflictivos con su traducción. Está bien si la escribes y la pones donde la veas seguido, pero lo importante es que lo tengas presente cuando estás hablando.

Por ejemplo: después de varias ocasiones de sentirme tonta mientras hablaba español, me di cuenta de que muchas veces necesito usar la palabra address (como verbo) y approach (como sustantivo y como verbo). 

Cuando comprendí que el mejor intento de mi cerebro no era suficiente para transmitir la idea que necesitaba explicar, tomé cartas en el asunto:

Agarré un diccionario inglés-español, busqué las traducciones de esas palabras y me las aprendí. Las repetí varias veces para que no se me olvidaran y después me sentí feliz.

Si también sufres, address puede ser traducido como abordar
y approach como acercamiento, o como aproximarse. De nada.

La idea es que tu cerebro pueda seguir una ruta que iría más o menos así:

Bla bla bla… mmm necesito decir que «addressea» un problema pero no puedo porque mi contexto comunicativo me lo impide. ¿Qué hago? ¡Ah! Acabo de recordar que una buena traducción es «abordar». Eso es: aborda un problema.

Y sigues con tu discurso.

Luego de varios intentos esa ruta se hará menos larga y poco a poco se irá borrando la brecha. Pronto «abordar» será la primera palabra que se te ocurra cuando la necesites.

Preposiciones y pausas

Para abordar (lol) el conflicto con las preposiciones rebeldes, lo único que me ha funcionado (que no es lo único que se puede intentar, estoy segura) es buscar sonar muy formal.

En realidad, lo que uno dice con la preposición en su lugar no suena formal, pero ponerla al final (como en inglés y con algunos verbos separables del alemán, por ejemplo) resulta más o menos informal en el sentido de que no hay que hacer un esfuerzo mental.

Por lo tanto, si cada vez que me veo tentada a decir: «Es el amigo que estaba platicando con» recuerdo que sonaría formal y propio decir: «Es el amigo CON EL QUE estaba platicando» (nota que hay un «el» que aparece en la segunda frase) y me siento feliz de hablar un español bonito.

Quizá esto no te sea de mucha utilidad si no te gusta sonar demasiado propio, pero es lo que me funciona y pensé que sería feo de mi parte no compartirlo contigo.

Con respecto a las pausas…

Además de tener mucha paciencia conmigo misma, lo que contribuye a mi paz mental es preguntar: «¿cómo se dice cuando…?»

Un día estaba buscando la palabra «transgredir» para escribirla.

Por más que respiraba, veía una pared en blanco para sacar inspiración, intentaba obtener la palabra completa de los fonemas que tenía («va como con ‘r’ o ‘f’, ¿no?») o buscaba un sinónimo más o menos funcional, simplemente no podía seguir escribiendo porque esa ingrata palabra no me venía a la mente.

Volteé y le pregunté a quien pudiera oírme:

–¿Cómo se dice cuando…

TRANSGREDES

…algo?

–Pues… transgredir, ¿no?

–Sí, gracias.

Ya sabía. Sólo necesitaba preguntarte para acordarme. (En serio).

Una pequeña desventaja de este método es que si lo haces en voz alta, la persona a la que le preguntes se va a reír un poco de ti. Aunque, como podrás recordar, no se reirá de ti, sino de lo que dices, que es diferente.

Pero si realmente necesitas una palabra, casi nunca falla.

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Espero que estas pocas sugerencias te sirvan para desesperarte menos con tu cerebro políglota.

¡Resumen!

  • Es normal (y es de esperarse) que tu cerebro juegue con tu mente. 
  • Puedes frustrarte y espantarte y querer volver a ser monolingüe. Pero te sugiero que no lo veas como algo malo, porque en realidad no lo es.
  • Crea un inventario de traducciones útiles y memorízalas muy bien.
  • Experimenta con formas en las que le puedes recordar amablemente a tu cerebro que una frase no se dice de tal manera, y guíalo hacia las alternativas hasta que se vuelva habitual.
  • Lee mucho en la lengua que se te está «contaminando». (Curiosamente, en este caso hablar mucho o escuchar mucho no funciona tan bien como leer).

Ten paciencia y, aunque lo anterior funcione, encuéntrale lo cómico. Todo el tiempo usamos el lenguaje para divertirnos. (Si no me crees, cuenta cuántos juegos de palabras haces en un día).

Aunque sientas que tu cerebro te está molestando, aprende a reírte de lo que te hace decir.

Después de todo, vale la pena.

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No olvides poner en los comentarios cómo has lidiado (satisfactoriamente o no) con tu cerebro multilingüe. ¡Gracias!

Lee más:

Hoy me siento bilingüe
¿Cuándo sabes que dominas otra lengua?

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Foto de Kai Schreiber

Disuelve los obstáculos (Un truco de magia)

Cuando entré a la universidad, dejé de aprender francés durante un año.

Lo dejé de lado porque no quería que interfiriera con mis estudios, pues había escuchado que la universidad era muy pesada y que tenías que dedicarle todo tu tiempo a las materias.

En vez de esperar para ver si eso era verdad, o si, a pesar de que fuera pesado, iba a poder con ambas cosas, abandoné el francés a priori.

Después del primer semestre, en el que ciertamente no dije “¡Wow! ¡Me sobra tiempo!” pero tampoco me desvelaba todos los días por hacer tarea, me comencé a arrepentir de haber dejado el francés. De todos modos, era muy joven y entre más joven eres, menos difícil es aprender idiomas.

Luego de que me dije a mí misma: ahora sí voy a poder estudiar mis 8 materias + el francés (de manera autodidacta), seguía dejándolo de lado. Era lo más fácil de sacrificar porque nadie me estaba exigiendo que fuera francófona.

En ese caso, yo tenía muy claro que la escuela era lo que me impedía sentirme libre de estudiar francés, y como definitivamente no estaba en mis planes abandonar mi carrera por un idioma, decidí meterme a clases de lengua francesa para tener un poco más de presión y dejar de ponerlo de lado.

Funcionó y avancé mucho: por fin dejé de tener ese nivel peligroso en el que sientes que se te puede olvidar casi todo porque todavía no está bien consolidado. Sí tenía más cosas que hacer, sobre todo en fin de semestre, pero valía la pena.

Bloom where you're planted

No siempre es así

Sin embargo, en ocasiones no es tan claro ni tan sencillo poner atención para saber qué es aquello que interfiere, pues pueden ser demasiadas cosas:

  • No tenemos un instrumento o material (presté mis audífonos, perdí mi libro).
  • Hay muchas cosas encima o mucho desorden (¡no encuentro mis apuntes!)
  • El tiempo se nos va en “nada” (prendí la computadora a las 6 y ya son las 10)
  • Etc.

Hace poco me pasó con el árabe.

Como no quería olvidar en las vacaciones de verano lo que aprendí, me puse como meta escuchar unos podcasts de la BBC pero por más que quería hacerlo, no los tenía a la mano y ya habían pasado varias semanas sin que lo concretara.

Entonces, me hice algunas preguntas (que tú también te puedes hacer) para resolver el misterio.

1. ¿Qué quiero hacer?

Escuchar 10 episodios de ese podcast.

2. ¿Por qué no lo he hecho?

Porque no los tengo en mi iPod.

2.5. ¿Por qué [la respuesta de arriba]? = ¿Por qué no los tengo en eliPod?

Porque tengo unas grabaciones que ocupan mucho espacio y los podcasts ya no caben.

3. ¿Qué puedo hacer al respecto?
(Si no puedes responder esta pregunta, regresa a 2.5 y pregunta «¿por qué?» varias veces.)

Puedo borrar canciones que no me gusten / dejar sólo aquellas canciones cuyos títulos vayan de la A a la L / quitar dichas grabaciones / pasar los podcasts a mi celular en vez de al iPod.

4. ¿Cuándo puedo hacer al menos una de esas cosas para ver qué ocurre después? 

Hoy mismo, después de la comida.

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Después de que resuelves esas preguntas, es como si se disolviera el problema. Ahora sólo pon manos a la obra con lo que dijiste que harías en 4.  y continúa con tus planes.

Lo que hice yo fue decidir que la mejor solución sería bajar los podcasts a mi celular.

Fue mucho más tardado y laborioso de lo que pensé porque nunca lo había hecho, pero al final lo logré y a partir de ese mismo día me puse a escucharlos. La verdad es que fue muy agradable escuchar ¡por fin! la lengua árabe aunque no entendía casi nada.

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De un tiempo a acá estoy obsesionada con las preguntas. Me parece fascinante cómo nos hacen ver lo que podría ser obvio pero no lo es.

Me gusta pensar que es lo más parecido a la magia. Las palabras «nada por aquí, nada por allá» se convierten en «todo estaba aquí, todo estaba allá (pero no lo veía)».

Dale una oportunidad a estas preguntas, o crea unas propias con base en ellas. Espero que te sirvan y que sea fácil deshacerte de lo que te estorba.

«¿Y si no es fácil?»

Cuando no es tan sencillo quitar las cosas que te impiden avanzar, como en el ejemplo del francés que puse arriba –en el que no me iba a salir de la escuela por una lengua– quizá lo que sigue es dejar de intentar quitarlo, y “atacarlo” más sutilmente.

Algo así como aprender a vivir con ello.

Para ello, revisa la serie de Cambios pequeños, grandes resultados para tener alguna idea de lo que puedes hacer en muy poco tiempo al día.

Aunque tus excusas para no estudiar un idioma son válidas y tienen derecho a existir, hemos de admitir que a veces no están fundamentadas en la realidad y necesitamos que se vayan porque lo que hay más allá de ellas puede ser mucho más emocionante.

Ve descifrando poco a poco lo que se ha ido poniendo en tu camino hasta que no haya nada, o hasta que le encuentres algún punto débil o grieta en la que te puedas meter de nuevo a lo que quieres hacer.

Ah, y por cierto, no olvides contarnos en los comentarios lo que descubras. 

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Lee más:

Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú

 

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Foto de James Jordan

Cómo aprender una lengua desde cero

Aprender una lengua desde cero de manera autodidacta es uno de los retos más grandes cuando de idiomas se trata, sobre todo si no se tiene experiencia.

Pero a veces es necesario cuando no tienes a tu alcance clases de la lengua que te interesa, o cuando páginas como livemocha.com o busuu.com no te gustan ni te han servido en ocasiones anteriores.

En esta entrada expongo algunas ideas que pueden ayudarte a que los intentos que haces no sean en vano. Son sólo puntos de partida para que experimentes, pues no hay un sólo método infalible para todos.

Hay quienes sólo se ponen a leer y escuchar materiales en la otra lengua, aunque no entiendan nada, y juran que eso te hace adquirir la lengua (nunca lo he intentado pero suena a que no es un método sustentable… corrígeme si me equivoco)

También he visto que se se ponen a traducir el periódico palabra por palabra (quizá un día o dos está bien, pero creo que después de unos días yo ya no querría hacerlo).

O si no, toman un libro de frases para viajeros, se aprenden de memoria algunas oraciones, y buscan con quién hablar desde el primer día. (tenemos que admitir que suena demasiado aterrador).

Sprout

1. No lo sueltes

A mí me pasaba muy seguido que justo en fin de semestre se me ocurría iniciar el aprendizaje de una lengua. No sé si era para no enfrentar un montón de tareas que me iba a costar trabajo hacer o por qué, pero como podrás suponer, la escuela era primero y las dos o tres palabras que aprendía después de uno o dos días de estudiar la lengua se me olvidaban en unas semanas.

Pero eso no era lo peor, sino que cada vez que pensaba en intentarlo de nuevo (como en vacaciones), automáticamente lo asociaba con el fracaso de mi intento anterior y menos me daban ganas de ponerme a aprender.

Sé que a veces no se puede saber cuándo la vida te va a hacer abandonar el avance que llevas, y que de hecho cualquier cosa se puede poner como pretexto, pero haz lo posible por que este intento sea el definitivo.

Nota: esto no significa que debes encontrar EL método perfecto y que no puedes fallar o equivocarte, sino que estás dispuesto a volverlo a intentar cuando el idioma o tu vida se pongan difíciles. Es decir, que no lo vas a dejar a la primera.

2. Busca y acumula

Ya que sabes cuál lengua quieres aprender, busca recursos en bibliotecas. A veces hay cursos audiovisuales que te prestan, o libros con métodos para principiantes.  También puedes ir a librerías, pero normalmente uno acaba comprando gramáticas dificilísimas de leer que nunca revisa.

Pregúntale a conocidos que sepas que hablan la lengua si tienen algún material que ya no usen de cuando empezaron con la lengua.

Y, lo más fructífero, busca en Internet:

Crea una carpeta de marcadores o favoritos en tu explorador de Internet (Chrome, Firefox) que diga «Griego», por ejemplo. Ahí vas a guardar todos los links que encuentres. En esta etapa no vas a aprender nada, sólo vas a coleccionar recursos que te van a servir en un futuro. 

Muchos abandonamos el ser autodidactas desde cero porque encontramos un solo método y nos apegamos a él esperando que funcione a la perfección (aun cuando da muestras de no ser del todo adecuado), lo que nos hace pensar que 1) estamos negados para los idiomas, 2) es una lengua muy difícil y/u horrible, 3) no es un buen momento para aprender, y 4) todas las anteriores.

Para evitar eso, es necesario buscar y acumular.

Así, primero escribe «aprender griego moderno», y haz clic en páginas especializadas que se llamen (estoy inventando) quieroaprendergriego.com, griegoen100días.com, etc. y márcalas como favoritos que se guarden en la carpeta que hiciste (si no sabes cómo, averiguar la manera es tu primera tarea en pro del nuevo idioma).

Otras frases útiles que puedes buscar:

Griego para hispanohablantes, griego para principiantes, griego básico, curso de griego, griego fácil,

Guarda alguna entrada de blog cuyo título te llame mucho la atención, o un artículo que te explique lo más básico (el alfabeto, por ejemplo).

Quizá guardes mucha basura, pero eso no te debe importar tanto en esta etapa.

Después, busca videos en Youtube y suscríbete a canales de nombre Griegoparahispanohablantes o Sefelizaprendegriego (otra vez invento). La idea es que sean canales especializados. Si no tienes cuenta y no te puedes suscribir, solamente guarda los links en la carpeta de arriba.

Si te atrae la idea, también puedes buscar lo mismo en inglés o en otra lengua que ya sepas.

Cuando tengas unos 15 o 20 marcadores, cierra esa carpeta y ponte a hacer otra cosa. 

2.5 Hazte tiempo y espacio

Piensa en la semana que viene y establece una actividad que puedas intercambiar por el estudio de tu nueva lengua:

Ver la TV de 6 a 7 en vez de dos horas, y de 5 a 6 estudiar griego.

(No tiene que ser una hora. Pueden ser 10 minutos. De verdad.)

O, si no tienes alguna actividad que intercambiar, haz lo posible por encontrar un espacio de 10 a 30 minutos cada día. O más, si puedes o si tienes prisa por aprender la lengua.

Intenta que ese espacio sea después de la misma actividad todos los días (después de despertar, o después de bañarte, o en cuanto llegues a tu casa, etc.) para que sea más fácil recordarlo.

Si quieres puedes anotar, en un lugar donde lo veas, que vas a estudiar durante esta semana después de cenar. Se disminuyen las probabilidades de que sea un intento en vano.

3. Encuentra lo que te gusta 

Los siguientes días quizá comiences a aprender algunas palabras o algunas cosas, pero la finalidad de esta etapa es que reduzcas la lista de los marcadores que obtuviste en el paso 2. y te quedes con lo que te va gustando.

Seguramente habrá páginas que te parecerán aburridas, o videos de muy mala calidad, pero también hallarás materiales que te gusten mucho. Esos son los que debes guardar. Borra sin temor los marcadores que no te gustaron.

Por ejemplo, el primer día de revisión de materiales, vas a ver los primeros 5 marcadores que guardaste.

El primero y el segundo eran muy breves (los borras después de verlos), y el tercero te llama la atención. Era un video y ese te lleva a otro y luego a otro. Descubres que te gusta y de repente ya pasó el tiempo que le ibas a dedicar a tu lengua hoy, y sólo revisaste tres de los marcadores. Está bien. La idea de tener varios no es que los uses todos, sino que sepas que tienes opciones.

4. Sigue lo que te gusta

Supongamos que te encantó un video de un canal de Youtube que tiene 74 videos dedicados sólo al aprendizaje del griego. Lo que sigue es ponerse a verlos, es decir, usar los materiales que te han gustado y que crees que te pueden servir más.

Sólo déjate llevar por lo que te hace aprender de una forma agradable.

Se trata de que halles dos o tres materiales de ayuda (blogs, páginas, videos, etc.) que se puedan complementar entre sí para que poco a poco vayas adquiriendo la lengua.

5. No lo dejes 

Repite los procesos anteriores hasta que la nueva lengua forme parte de tu vida y puedas sentir cómo vas progresando.

Sé constante y regresa a tu estudio cada vez que algo te aleje del nuevo idioma.

Haz una lista de las razones por las que quieres aprender esa lengua y regresa a ella cuando te sientas un poco desmotivado.  Si necesitas más ideas, lee otras entradas de este blog, «Necesitas otra Lengua».

En menos de lo que crees vas a poder aprender con materiales EN la lengua que deseas, y no en español SOBRE ese idioma porque ya habrás aprendido mucho más que cero.

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Como dije, esta no es la única forma de ser autodidacta desde cero. Toma y experimenta con lo que te sirva y deja ir lo demás.

Cuando llegues a un nivel en el que ya entiendes textos y audios en la otra lengua, estás listo para la siguiente etapa.

Gracias por leer, y no olvides escribir en los comentarios qué es lo que más te ha funcionado para aprender una lengua desde cero sin clases.

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Foto de Simon Q

¿Cuándo sabes que dominas otra lengua?

Como verás en la siguiente entrada, tengo un mensaje que darte con respecto a los niveles avanzados y me di cuenta de que no puedo transmitirlo sin haber definido ese estado de satisfacción con el idioma que has aprendido.

Hay mucha controversia en torno a lo que significa «dominar» una lengua, (¡o incluso «hablarla»!).

Muchas personas dicen que es ser capaz de tratar temas profundos (filosofía, política) en otra lengua; otros juran que se trata de hablar «fluidamente» (yo a veces ni siquiera hablo fluidamente en español, mi lengua materna); hay quienes aseguran que la mejor forma de saberlo es hacer un examen internacional… y así podríamos estar hasta el amanecer intentando definir qué es dominar una lengua.

Me veo muy tentada a decir que es una cuestión subjetiva, pero lo que yo he visto es que sí hay varias formas de saber si tu nivel no es ni básico, ni intermedio, sino avanzado. 

04.28.09 [#118] Feet Week - On the Backs of Others

Tienes un nivel avanzado si…

  • Sabes usar, sin titubear demasiado, todos los tiempos verbales que se usan (el futuro perfecto de subjuntivo y sus amigos exclusivamente literarios no cuentan).

Es decir, puedes hablar de lo que hubiera pasado si… O de lo que pensaste que pasaría. Más allá de ayer, hoy y mañana; es decir, de todo lo que no existe aunque se pueda hablar de ello.

  • Tu cerebro se confunde y a veces desarías que todos conocieran la otra lengua igual que tú porque así te ahorrarías tener que traducir el contenido de tu cabeza.

Tener un conocimiento muy amplio de otra lengua y recibir input constante hace que para tu cerebro ambas lenguas tengan prácticamente el mismo valor expresivo. Buscas una palabra y su traducción en la otra lengua no te deja pensar en un término que pueda ser comprendido por tus interlocutores. Sientes como si tu lengua materna estuviera «contaminada» por la otra. Y te da la impresión de que, en un descuido, tu propio idioma se te puede olvidar.

  • Estás leyendo u oyendo algo y de repente te das cuenta de que estaba en otro idioma.

Te sorprende porque lo estabas entendiendo a la perfección. Te sobresaltas porque has vivido con la idea de que por estar en otro idioma te tiene que resultar difícil o complicado, pero deja de ser verdad. Te da gusto.

  • De un tiempo para acá sólo has adquirido palabras, frases hechas, y locuciones coloquiales, en vez de la forma correcta de acomodar una oración, o ese tipo de gramática dura que antes te costaba trabajo.

Ya no te parece raro tener que poner el sujeto siempre, o que el verbo vaya al final de una oración, o que el verbo no vaya en la oración. Ahora ni siquiera tienes que usar el diccionario para aprender palabras nuevas puesto que las deduces por el contexto. Le «copias» su forma de hablar a los hablantes y usas las frases coloquiales (y sabes que son coloquiales).

  • Últimamente te has dado cuenta de que cada vez te sientes más seguro al usar las preposiciones (en, sobre, por, para, etc.), la parte de la lengua que se adquiere más tardíamente.

Antes era un verdadero problema encontrar la preposición correcta (de hecho, nunca la encontrabas y te corregían 20 veces la misma construcción). Ahora tú eres quien corrige a tus amigos.

  • Piensas en otra lengua.

Escribes textos personales en dos o más idiomas. Traduces frases literalmente («hands in the mass» por «manos en la masa») como chiste local. La voz de tu cabeza te habla en otro idioma.

  • Puedes encontrar errores más o menos complicados de hallar en textos o conversaciones de personas que apenas están empezando a aprender esa lengua.

Incluso quizá hasta te hayas animado a dar alguna clase o asesoría de la otra lengua para tus amigos interesados en ella. Y los ves con ternura porque te recuerdan cuando tú sufrías (ahora ya dejaste de sufrir).

  • En general, cuando tienes la certeza de que ya estás del otro lado y de que todo tu esfuerzo ha valido la pena.

Aquí es cuando digo que es subjetivo, porque se siente que ya avanzaste. Ya no te identificas con el nivel básico (de hecho te molesta un poco pensar en él) ni con el intermedio.

Sabes que dominas una lengua porque la sensación de que necesitas apresurarte a aprenderla ya no te domina a ti.

Estas son sólo algunas ideas. No es una lista de la que haya que tachar todos los elementos ni nada por el estilo.

Siéntete libre de decir en los comentarios cómo has sabido que llegaste a un nivel avanzado.

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Lee más:

El insoportable primer nivel

¿Te han dado ganas de rendirte?

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Foto de Jeezny

Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú

La semana antepasada era de esos preciosos momentos en los que, por fin y después de mucho darle vueltas a las cosas, me animé a llevar a cabo todo lo que he ido dejando pendiente con el pasar de los meses.

Si no tienes tiempo y sólo quieres ir al grano de esta entrada, haz clic aquí.

Estaba en medio de varios planes, con diferentes niveles de progreso en cada uno:

° Registrar mi tesis en la Facultad (el primero de los trámites de este tipo).

° Conseguir teléfono y dirección de algún gimnasio cercano donde pudiera ir a hacer Pilates. De hecho, ya había ido a una clase de prueba–un gran logro para mí, que siempre temo lastimarme con los aparatos. (Y adivina qué: sí me lastimé la espalda, pero no fue grave :P)

° Comer y disfrutar una mantequilla francesa bastante cara que había comprado y que esperaba con emoción poder abrir.


° Tomar un buen ritmo con
mi nueva lengua. Ya estaba aprendiendo a leer y a escribir. Hasta me estaba acostumbrado a abrir el libro al revés de como había estado acostumbrada toda mi vida.

° Seguir con un
interesante curso en Coursera.org en el que ya llevaba más de la mitad.

° Entre otros, de los que ya te irás enterando si sigues leyendo mi blog y te suscribes (arriba a la derecha).

En realidad llegué a pensar que  por fin  muchas cosas se estaban dejando de sentir como en El Principio y que comenzaba una de esas épocas a las que aspiramos todo el tiempo para después recordarlas como epítomes de nuestra capacidad creadora y como referencia de que no somos un costal de papas.

Peeeeero…

El día de San Valentín mi apéndice decidió que ya no quería estar dentro de mí, y pensó que era una buena idea conducirme al hospital para que, después de una cirugía, me dejaran llena de anestesia y me pusieran dos días bajo supervisión médica. Y que me dijeran que no podía salir de mi casa en una semana. Ni hacer ejercicio por un mes.

¿Es en serio, apéndice?

Sobra decir que tuve que ponerle pausa a mis planes y mi progreso.

Pause

Intenté no atrasarme demasiado en mis clases de árabe, pero lo cierto es que mi pobre cerebro tardó varios días en funcionar bien. El primer día después de la cirugía quería seguir mi vida como si no hubiera pasado nada, pero los restos de anestesia en mi organismo se hacían presentes y no me dejaban estudiar, escribir o leer. Ni en árabe ni en español.

Iré retomando todos mis planes, poco a poco, pero no te voy a mentir: a veces me veo tentada a usar el suceso como un pretexto para dejar todo de lado, sobre todo porque, a pesar de que la operación fue todo un éxito y me recupero a gran velocidad, perdí todo el empuje que traía. ¿Alguna vez has soñado que, aunque hagas un gran esfuerzo no te puedes mover, o que por más que muevas las piernas no puedes correr, o que corres pero no avanzas nada?

Bueno, así me siento en ocasiones.

Pero tomo aire y pienso que algo bueno he de poderle sacar a esto (como a todo). Y que en realidad no es en absoluto grave.

Te comparto lo que me funcionó esta vez por si tu apéndice o alguna otra parte de tu cuerpo se declara en huelga:

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Qué hacer cuando la vida se interpone entre tus planes y tú:

1. Escribe lo que estabas haciendo antes del Suceso. Confía en mí: no te vas a acordar. Aunque parezca lo más importante del mundo se te va a olvidar porque ahora tienes decenas de distracciones. 

Escribe, también, cómo te sentías en ese entonces: cómo era tu nivel de motivación, qué pasos seguían después de lo que ibas a hacer, cómo te visualizabas una vez habiéndolo hecho, qué te hacía sentir que estabas avanzando, etc. Tu texto debe retratar tu vida como si fuera un video al que le pones pausa. Guárdalo donde sepas que lo puedes encontrar.

2. Dale toda tu atención al Suceso para que se solucione pronto, y «honra», por así decirlo, que llegó a tu vida para darte al menos una historia que contar*. O si tienes un blog llamado «Necesitas otra lengua«, tómalo  como una idea para una entrada.

No estés pensando «Ya quiero que mi vida vuelva a la normalidad» todo el tiempo. Sabes que es temporal, así es que concéntrate en lo que tienes que hacer ahora, y cuando menos te des cuenta se solucionará.

// (Actualización ago/2013): Si perdiste algo, es mejor que sufras y vivas el duelo lo más pronto posible, porque de lo contrario prolongarás mucho el periodo de recuperación necesario para seguir adelante. //

3. Calcula en cuántos días el Suceso va a ser cosa del pasado (o lo más cercano a eso) y hazle una nota al tú del futuro en Google Calendar o en la agenda de tu celular, o donde sepas que lo vas a ver.

Debe decir algo así como: «Recuerda que tienes un plan que te emocionaba / importaba / traería beneficios / gustaría ver realizado. Lee lo que escribiste». Y lee lo que escribiste y guardaste en 1. (Yo tomé la lista que leíste arriba de lo que escribí en su momento.)

4. Retoma los planes que tenías. Uno por uno, de preferencia. Ten en cuenta que puede sentirse totalmente diferente a como te sentías al inicio y que quizá no sólo no te motive la idea, sino que te frustrarás y pensarás que ya no tiene caso y que de cualquier forma tu vida estaba bien sin esos planes. Pero esa sensación se pasa en unos días y poco a poco regresarás al buen camino.

*Anécdota: uno de los doctores que me operó
me preguntó qué hacía de mi vida,
y cuando le dije que estaba aprendiendo árabe,
me empezó a hablar en esa lengua. 😀

Es extremadamente fácil usar el Suceso como un pretexto y como una justificación de que no es que tú no quieras, es que la vida no quiere que hagas ejercicio, que aprendas esa lengua o que consigas tu título universitario.

Considera al Suceso como un tropiezo. Sólo levántate, sacúdete, vuelve a intentarlo y ten en mente que, estés preparado o no, otro Suceso volverá a suceder porque así es esto.

Si te rindes ahora y lo dejas todo de lado estarías ignorando algo muy importante de ser un humano en este mundo: estamos irremediablemente sujetos al azar y no es mucho lo que podemos controlar.

Pero eso no significa que debamos dejar de intentarlo.

Hacer planes, llevarlos a cabo y retomarlos cuando parece que tenemos todo en nuestra contra otorga sentido a nuestra existencia.

Yo, por mi parte, tuve que cambiar mis planes.

Ahora mi lista empieza con «Llorar un poco», seguido por «Volver a empezar».

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Foto de Eran Finkle

6 cosas emocionantes que hacer en Internet cuando estás aburrido(a)

Para mucha gente, lo contrario del aburrimiento es «divertirse» o «entretenerse». Para mí, lo contrario del aburrimiento es «aprender», «ver el mundo de otra forma», «sorprenderme», «maravillarme» o simplemente «interesarme en algo».

Sé que no todas las personas son así, pero si esto suena como algo que tú has pensado, te invito a seguir leyendo.

¿Quieres saber por qué estás aburrido(a)?

Si buscaste en Google cosas interesantes para hacer, quizá es mejor que entiendas por qué te sientes así para curarlo de una vez por todas.

Estar aburrido(a) es como si tu mente te estuviera diciendo que le hace falta algo (al igual que la sed es un mensaje de que a tu cuerpo le faltan líquidos y te motiva a buscar agua).

Así como la sed se quita, el aburrimiento también se puede quitar si encuentras ese «algo».

Buscas y buscas algo que pueda hacerte dejar de sentir aburrimiento porque tu mente te está motivando a que encuentres algo que le falta actualmente a tu vida.

Sé que no es tan fácil pasar de ver gifs chistosos a empezar a desarrollar un proyecto que te apasione mucho, por ejemplo.

Por eso hice una lista de actividades (que tienen que ver con los idiomas, el tema principal de este blog) que te pueden servir como inspiración o hasta como cura del aburrimiento.

Deja que los links te lleven y te sorprendan, y dale una oportunidad a todos los items de la lista antes de buscar otra cosa.

1. Cámbiale el país a YouTube

Entra a Youtube, ignora todos los videos que hay, y ve hasta abajo. Verás dos letreros con una flechita, uno que dice «Idioma» y al lado otro de «País».youtubeElige uno de los países donde se habla la lengua que estás estudiando, sube la pantalla y en el centro verás una opción que dice «Videos del momento». Ve ahí y reproduce algún video que te llame la atención, solo para ver qué pasa.

Si alguno te da mucha curiosidad, puedes usarlo para practicar tu oído y ponerle play todas las veces que sean necesarias hasta que lo entiendas por completo.

Opcional: Cámbiale también el idioma de la interfaz de Youtube para que los letreros como de «Inicio» o «Suscripciones» te aparezcan en la lengua que te interesa.

2. TED

¿Youtube ya te aburrió? Prueba TED. Está en inglés, pero en cuanto haces clic en uno de los videos, aparece una caja que dice: «[número] languages«.

Ve una plática (o muchas) dada por una persona brillante que pertenezca a categorías como «para quedarse con la boca abierta» (jaw-dropping), «fascinante», «inspiradora», «bella» o»divertida».

Te reto a encontrar alguna que no sea, al menos, interesante. Por si te aburre ser un espectador pasivo, puedes contribuir a traducir pláticas.

Aquí puedes ver muchas charlas que han dado sobre el tema del lenguaje (y que han sido traducidas al español). Muy muy recomendables.

3. Wikipedia

Ya que estamos en traducir y aportar, la enciclopedia libre te da la oportunidad de hacerlo. Empieza por crear una cuenta y, una vez que la tengas, hacer tu página de usuario (sólo haz clic en tu propio nombre, hasta arriba). Puedes crear una torre de Babel como esta:

Mi propia torre (borrosa…)

O puedes ayudar a corregir y traducir artículos. Para que sea una mejor experiencia, ten en cuenta que los textos que corriges o traduces deben interesarte.

Si no tienes ganas de hacer eso, puedes simplemente dar clic en «Página aleatoria» y revisar alfabetos que te llamen la atención de la lista de la izquierda.

Yo así he aprendido a identificar varias lenguas, además de averiguar dónde se hablan y cómo suenan, esto último gracias a la ayuda de…

4. Google Translate

Ya sé que ya conoces el traductor de Google, pero es muy probable que no hayas usado una herramienta que tiene: el sintetizador de voz.

Es uno de los mejores sintetizadores de los que tengo noticia (hay unos muy malos…).

Para sacar sus bondades a la luz, copia un texto desde Wikipedia en una lengua que te haya dado curiosidad cómo suena, pégalo, y haz clic en el símbolo del altavoz.

Antes de eso debes tener activada la opción de «Detectar idioma» en la caja de la izquierda.

También está muy bien el botón de Ä, que escribe fonéticamente las palabras que vas escuchando para lenguas no escritas con el alfabeto latino, como el ruso, el japonés, el chino, etc.

Ah, por cierto, puedes ver la traducción a la derecha.

5. Duolingo

Esta página de aprendizaje de idiomas es adictiva, retadora, muy disfrutable y totalmente gratuita.

Lo único «malo» es que tiene muy pocas lenguas (aunque cada vez hay más, todo el tiempo están actualizando su app y su página).

En verdad creo que es muy buena para arrancar de una vez por todas con una lengua.

Una pequeña desventaja es que estás aprendiendo una lengua frente a una máquina, y como tú sabes, yo soy partidaria de hablar con personas porque te aportan más cosas que un programa de computadora, pero para eso tenemos al último ítem de la lista…

6. Habla con un extranjero

Esto es lo más emocionante. 😀

Existen páginas como PolyglotClub o Italki, que son comunidades de personas interesadas en las lenguas extranjeras.

Crea una cuenta, ya sea en para encontrar gente con la que puedas intercambiar las lenguas que hablas. (O si ya tienes una en otra página similar, úsala).

Para hacerlo, hay que conseguir un micrófono e instalar Skype en tu computadora, para que tengas cómo hablar con la gente disponible en cada una de las páginas.

Puedes escribirles un mensaje privado ofreciéndoles intercambiar idiomas, y pedirles su nombre de usuario en Skype.

Si te pones la meta de enviar 10 correos como mínimo en un día, al menos una persona te responderá y tendrás un amigo del otro lado del mundo con el que podrás conocer una o varias culturas distintas a la tuya y expandir tu vida.

Nota: a veces tienes que ser un poco insistente para concertar citas con las personas, teniendo en cuenta la diferencia horaria y todos los pequeños obstáculos que pueden hacer que el destinatario del mensaje diga: sí quisiera, pero no tengo tiempo… En realidad, sí lo tiene, todos lo tenemos. No tiene que ser una hora al día, pueden ser 20 minutos a la semana.

Si hablar con algún extranjero suena como algo aterrador, te recomiendo que leas la serie de artículos que escribí justo para ayudarte con eso.

Espero que después de explorar estas opciones te sientas menos aburrido(a).

Y si lo que acabas de leer te gustó, te invito a quedarte en necesitasotralengua.com y leer más sobre mí y sobre el blog.

 

Foto de left-hand