La aventura de trabajar en un entorno multicultural

Nota: esta ilustrativa entrada fue escrita por un invitado*. Espero que la disfrutes tanto como yo y recuerda que tú también puedes ser publicada(o) en el blog

En la actualidad no hace falta ser consejero de la ONU para trabajar rodeado de personas de otras nacionalidades, que se han criado en otras culturas y que hablan otros idiomas.

Tanto las multinacionales como las pequeñas startups se han dado cuenta de los beneficios de contar con una plantilla heterogénea, tanto a efectos internos como externos.

Por otro lado, desde el punto de vista de los empleados, esta es una oportunidad única para abrir sus horizontes y descubrir nuevas formas de trabajar y relacionarse.

En mi caso particular, siempre he estado muy interesado en los idiomas y culturas extranjeras, y por ello he enfocado mi carrera profesional en el sector de la comunicación y el marketing intercultural.

Esto me ha llevado no solo a viajar, estudiar y trabajar en diferentes países, sino a conocer a personas de prácticamente cualquier parte del mundo, de las cuales siempre he intentado aprender lo más posible.

Hoy por hoy, trabajo en Lingoda, una escuela de idiomas online con sede en Berlín que pretende innovar en el mundo de la enseñanza de idiomas y conseguir que las barreras del lenguaje sean cada vez menores.

En nuestra oficina somos apenas 30 personas, ¡pero más de 15 nacionalidades! A continuación, os contaré un poco como han sido mis experiencias trabajando en entornos multiculturales y de qué forma han influido en mi vida.

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El inglés como lingua franca

Al igual que ocurre en la mayoría de organizaciones internacionales, el inglés destaca por encima del resto de idiomas como lingua franca para comunicarse en las oficinas. Esto me ha ocurrido tanto trabajando en España como en Alemania, y, por supuesto, en Inglaterra.

Eso sí, no se trata de un perfecto inglés británico sino de un inglés “híbrido”, ya que, a fin de cuentas, los que lo hablamos somos españoles, croatas, rusos o italianos. Lo que al principio puede causar malentendidos, acabará por ser una ventaja: te ayudará a enriquecer tu vocabulario y mejorar la forma en que te expresas en inglés.

Además, si quieres aprender otros idiomas, ¡enhorabuena! Trabajar con gente de otros países te da la oportunidad de hablar lenguas diferentes, poner en práctica tus conocimientos previos o descubrir palabras y expresiones básicas en otro idioma.

Como he mencionado anteriormente, ahora trabajo en Berlín, una ciudad que muchos califican como una de las peores para aprender alemán, y con razón.

Fruto de su compleja historia, la capital alemana es una ciudad muy internacional y atractiva para gente de todas partes del mundo. Esto la convierte en una urbe cosmopolita y moderna, pero también hace que sea extremadamente fácil desenvolverse únicamente en inglés, especialmente en lo que se refiere a la vida social.

En Berlín te encontrarás con gente que está de paso, por lo que no tiene interés en aprender el alemán; o con otros que no lo necesitan para su trabajo ni para relacionarse en su entorno, por lo que solo aprenderán lo básico.

En consecuencia, si de verdad quieres mejorar tu alemán viviendo en Berlín, tienes que ponerle empeño y fuerza de voluntad. Si a esto le sumamos que el alemán es un idioma muy complicado, el resultado es una tarea difícil, pero no imposible.

Para los que trabajamos y no tenemos demasiado tiempo para dedicarlo a ir a clases, la posibilidad de aprender con apps o de hacer cursos de idiomas en línea es una buena opción.

Diferencias culturales y cómo afrontarlas

Volviendo al tema de las particularidades de un entorno laboral multicultural y dejando a un lado las barreras lingüísticas, es importante tener en cuenta las diferencias culturales.

Al relacionarnos con personas de varios países, con distintas culturas y dispares tradiciones, hay una regla básica: el respeto. Si a este le unimos paciencia y empatía, las diferencias no serán un inconveniente, sino un punto a favor.

Es importante ser capaz de aceptar diferentes enfoques y actitudes, y también cuestionarnos nuestras propias costumbres, sin juzgar las del resto.

Por ejemplo, los españoles solemos ser bastante más directos a la hora de relacionarnos que el resto de europeos, y no estamos acostumbrados a decir las palabras mágicas «please» y “thank you» con tanta frecuencia. Esto no quiere decir que seamos maleducados, sino que provenimos de una cultura en la que la forma común de relacionarse no requiere este tipo de formalidades, especialmente si tratas con gente con la que tienes confianza.

Ante una diferencia como esta, es importante que los demás sean tolerantes y no se sientan ofendidos si en algún momento se te olvida pedir algo “por favor” (aunque lo hagas con una sonrisa), pero también intentar adaptar nuestra forma de relacionarnos al hecho de que estamos en un ambiente internacional.

En uno de mis anteriores empleos colaborábamos con frecuencia con personas de Japón, y solía molestarme que, en el caso de que no estuvieran disponibles, optaran por no contestar en lugar de negociar las fechas de entrega.

Más adelante me enteré de que en la cultura japonesa no están acostumbrados a decir “no”. Por supuesto, no es necesario que conozcamos las convenciones culturales de cada país, pero sí que es importante que estemos abiertos a este tipo de diferencias y que aprendamos de ellas.

Es bueno tener curiosidad y preguntar a nuestros compañeros sobre sus diferentes tradiciones, ya sea el Ramadán o Hanukkah, pero debemos hacerlo siempre desde el respeto y sin criticarlo.

Las ventajas de la diversidad

En resumen, creo que la diversidad nos hace mejores en todos los sentidos.

Esto lo aplicaría a cualquier nivel, desde las relaciones personales hasta las profesionales, y seguro que, si todos lo viésemos así, el mundo en general sería un lugar mejor.

Pero bueno, eso sería otro tema. Sin irme por las ramas lo resumiré en que a nivel laboral la pluralidad nos aporta múltiples puntos de vista, más creatividad y la posibilidad de unir la experiencia de profesionales con trasfondos muy dispares.

A título personal, conocer gente de todo el mundo y tener la oportunidad de ver el mundo a través de sus ojos, nos permite crecer como personas y aumenta nuestra curiosidad por descubrir el mundo.

¡Y, por supuesto, también nos garantiza muchas recomendaciones para futuros viajes!

*Me llamo David y soy uno de los miles de españoles que se han mudado a Berlín en los últimos años. Tras dar unas cuantas vueltas por Europa, actualmente trabajo en Lingoda.com, una escuela de idiomas online que enseña alemán, francés, inglés y español de forma flexible.

Vamos, di algo...

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