Dividí el recuento del 2015 en tres partes: 1-enero a abril, 2-mayo a agosto y 3-septiembre a diciembre.
Mayo
Cuando creé Duerme Tranquilo, lo hice porque el hecho de no haber «cerrado el ciclo» de la licenciatura me incomodaba mucho (a veces sí me mantenía despierta en la noche). Necesitaba apoyo de personas que estuvieran pasando por lo mismo o algo parecido.
No tanto porque fuera «importante» a un nivel abstracto, ni porque la sociedad me exigiera tener un título, ni nada por el estilo.
Una de las cosas que más me motivaban a obtener mi título era la «promesa» de romper muchas barreras impuestas por mí misma (y por la sociedad).
Esos límites me pesaban, y mucho. Yo sabía que no me iba a sentir contenta conmigo misma (ni orgullosa de mí) a menos que terminara con esos trámites.
Entonces lo hice. Me esforcé, lloré y pataleé y lo logré.
Y la noche posterior a mi examen profesional / defensa de tesis, por más que lo intenté, no pude dormir tranquila. *risas del público*
Estar expuesta a tantos estímulos nuevos; el remanente de los nervios, la adrenalina de que todo saliera bien, saludar a la gente, despedirme de la gente, poner atención a las preguntas, sentirme querida por mis amigos y familiares, haber llegado hasta ese punto…
me dio insomnio. Después de todo, soy una persona altamente sensible.
Pero los días siguientes me sentí muy feliz, muy tranquila y muy ligera. (Al menos a ese respecto, porque en realidad nunca iba a tener paz hasta que tuviera mi título en mis manos).
Lo volvería a hacer sin pensarlo dos veces. 😉
Junio
No lo había relacionado en su momento, pero ahora que escribo esto, me di cuenta de que tiene todo el sentido del mundo:
en junio me sentí muy, muy perdida.
Después de 3 años de luchar por ese objetivo académico, mi vida se quedó con un vacío considerable. Aunque tenía cosas que hacer que ocupaban mi tiempo, me quedé con una sensación de que necesitaba… algo.
Contribuyó mucho a ese vacío el hecho de que también perdí mi principal fuente de satisfacción laboral (y de una manera totalmente inesperada).
Entonces retomé uno de mis tantos proyectos, el cual llevo varios años escribiendo a intervalos de obsesión y abandono. (No, no lo terminé. Mientras redacto esto, me encuentro en la etapa de «abandono»).
Me ayudó mucho recordar que soy una mejor persona cuando estoy creando algo que (según yo) le va a servir al resto de las personas.
Y por si fuera poco, en búsqueda de otro «no» para 100RL, obtuve un sí muy gratificante: Mara Glatzel hizo una convocatoria para el puesto de community manager de su grupo (privado) de Facebook por 3 meses y yo lo obtuve (¡!).
No solo mi deber era publicar posts 3-4 veces a la semana (en inglés, evidentemente), sino que tuve la oportunidad de recibir 2 horas de la atención plena de Mara (1-on-1).
Una vez más, me sentí extremadamente poderosa y feliz de que ella y yo nos comprendiéramos a la perfección al hablar por Skype a través de una lengua que no hablo en mi contexto social «normal» y cotidiano.
(Aunque a mí misma sí me hablo en inglés casi siempre, pero esa es otra historia).
Julio
Este mes recibí mi primera «Carta de rechazo» (rejection letter) formal. Antes había recibido varios «no» que, si bien no me habían encantado, no me habían afectado.
Pero recibir mi primera carta con un «no» muy rotundo me dolió más de lo que pensé. Creí que por llevar ya varios meses de práctica, iba a ser indiferente.
Puttylike estaba buscando a alguien que pudiera escribir algunos artículos en su blog (sí, en inglés).
Cuando me enteré, lo primero que hice fue procrastinar para ver si el hecho de esperar iba a darme un buen pretexto para no hacerlo (porque ya habría pasado la fecha, etc). Pero no fue así. Es una señal, pensé. Voy a mandar mi solicitud.
Mandé mi solicitud. Si pasaba al siguiente nivel, Emilie me haría una entrevista por Skype y, si no, pues… nada.
No esperaba demasiado (de hecho ni siquiera llené mi solicitud tan concienzudamente) y BAM, me llegó un correo que decia: «Emilie quiere hablar contigo».
Whaaaaat?
Tuve la entrevista con ella (solo yo y otras 8 personas llegamos a ese punto). Si pasaba al siguiente nivel, tendría que escribir un artículo de prueba y, si no, pues… nada.
Y pues nada. Me escribieron diciéndome que gracias por participar pero que hasta ahí había llegado.
En ese momento, me sentí muy triste y hasta un poco enojada, pero después pensé que lo que había logrado fue gigante y que el simple hecho de haber llegado a la entrevista con Emilie fue algo de lo que me debo sentir orgullosa (sobre todo porque pensaron en contratarme aunque el inglés ni siquiera es mi lengua materna).
Nota: Buscar el «no» o el rechazo es una gran idea porque aun si pierdes ganas.
Agosto
Durante este mes comencé a hacer una investigación sobre cómo aumentar la tolerancia a la frustración (para otro de mis proyectos).
Al hacerlo, me encontré con un interesante programa sobre la Terapia racional emotivo-conductual (REBT por sus siglas en inglés) de Albert Ellis, quien dice que las personas sufrimos no por lo que nos pasa, sino por lo que pensamos al respecto, y expone una lista de 12 creencias equivocadas que podemos tener.
Leer sobre eso y practicar algunas de las herramientas que los autores del programa sugieren se convirtió en un viaje muy interesante a mis propias creencias (resulta que tengo la cabeza llena de irracionalidades).
Si bien no puedo decir que por fin soy una persona racional (HAHAHA), debo decir que al analizar ideas absurdas como «No tendría por qué sentir incomodidad y dolor. No puedo soportarlos y debo evitarlos a toda costa» mi nivel de sufrimiento realmente ha disminuido.
Me siento mucho más tranquila con la realidad como es.
Ahora le exijo menos a la vida y a la gente que antes, cuando sin darme cuenta exigía que las personas actuaran de determinada forma y exigía que el mundo fuera justo. Ese tipo de cosas, las cuales solo me hacían enojar.
Ahora me siento mucho más libre. 🙂
Y eso que no he «dominado» el tema, por mucho.
Aunque aquí fue donde comenzó la parte de «aceptación» de mi año, en realidad fue después cuando se puso mejor.
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Sigue leyendo mi versión de 2015 en la siguiente entrada, la última de la serie, muy pronto.
Palabras de respeto, empatía y comprensión en los comentarios.