Como para el año pasado fue todo un éxito, para 2014 también dividiré el recuento del año en tres partes. 1 – abril, 2 – agosto y 3- diciembre.
__
A principios de año, la vida me costaba bastante más trabajo de lo que me cuesta ahora. No porque se haya hecho más fácil, sino porque—aunque ha sido todo menos sencilla—yo me he estado volviendo más [fuerte].
Desde mayo hasta ahora (septiembre) he hecho tantas cosas que el tiempo se ha pasado extremadamente rápido (aunque se supone que debe ser al revés: entre más cosas nuevas haces, los minutos y los días se sienten más largos).
Pero más que tachar elementos de mi lista de cosas por hacer, lo que me pasó es que mi identidad fue cambiando, además de que rompí muchas barreras que sí sabía que existían en mí, pero que no tenía idea de cómo atravesar, ni mucho menos de cómo se sentiría pasar al otro lado.
Eso sucedió más o menos así:
Mayo – Self-confidence
Como puedes recordar si lees la parte uno de esta serie de entradas, en abril empecé a sentir mucha ansiedad por una serie de cambios externos que se comenzaron a dar en mi vida.
La mejor manera en la que puedo describir lo que sentía es como estar nerviosa para un examen MUY importante, pero sin saber cuándo iba a ser, o qué tenía que estudiar.
No sé, horrible.
Lo único que tenía más o menos claro es que esa sensación venía de que no me sentía capaz de hacer muchas cosas, de que no confiaba en mí misma: mis habilidades, mi fortaleza, mi resiliencia; mi salud, incluso.
Por lo tanto, para mayo me propuse poner atención en eso, e intentar conseguir logros para que mi mente pudiera comenzar a confiar en mis capacidades.
En teoría, sonaba bien, pero en la práctica fue muy pesado. A veces hacia algo que me costaba trabajo (como ir a cambiar un cheque al banco, algo que detesto hacer) y en lugar de sentir la alegría del logro, sentía mucha angustia.
Cosas así.
Pero independientemente de eso, en el mes hubo algunos momentos realmente maravillosos, de esos que te hacen decir: mira, la vida es una cosa bonita.
Por otro lado, acabé de redactar todas las partes de mi tesis, y disfruté esa sensación de libertad (aunque solo seré libre realmente cuando me titule).
Sin embargo, seguí escribiendo mucho (journaling) en torno a eso y si bien no terminé confiando plenamente en mí misma—puesto que, evidentemente, todo esto se trata de algo mucho más profundo—me sentí mejor, y decidí pedir ayuda.
Tener la valentía para pedir ayuda y recibirla justo en la manera como la necesitaba fue lo mejor del (difícil) mes entero.
Junio – Operación P.I.C.N.I.C.
Muchos de los cambios que se fueron dando desde abril han dado paso a que, sorprendentemente, me sienta más como yo misma.
Se han ido quitando capas de [cosas] ajenas que fui adaptando a mi forma de ser o de ver el mundo como para protegerme, para poder funcionar lo mejor posible dadas determinadas circunstancias pasadas.
Así, una de las cosas que empecé a retomar (después de como 4 años sin hacerlo) fue escuchar música y leer novelas.
Sé que es difícil creer que no escuchaba música, pero de verdad no lo hacía. No, yo tampoco entiendo cómo sobrevivía.
Así, le volví a meter música a mi iPod, y me di a la complicadísima (para mí) tarea de encontrar novelas que me gustaran. (Hallé dos, y las leí con un placer infinito.)
Tengo mucha música en alemán que no había oído con la suficiente atención, pero poco a poco me iba obsesionando con algunas canciones, iba sacando las letras, incluso traduciéndolas.
Surgió de nuevo en mí un interés muy fuerte por esa lengua, que me llevó a hacer un par de cosas locas de las que ya te contaré en entradas siguientes.
Por otro lado, a inicio de año había pensado que junio sería una buena fecha para acercarme más a la naturaleza, pero cuando llegó el mes decidí que sería mejor asignarme la Op. P.I.C.N.I.C., = Permiso Infinito de Calma, Naturaleza, Inmovilidad y Cese (de actividades).
Así, terminé yendo a parques, caminando bajo la lluvia con mis botas a prueba de agua (felicidad) y disfrutando el permiso de no hacer nada si no quería durante varias horas al día (y hasta de darme cuenta de que me gustaba el futbol).
Muchos días fueron muy difíciles porque una persona que adoro se fue de viaje a un lugar muy lejano (además de que me enfermé), pero logré sobrevivir y llegar a la segunda mitad del año:
Julio – [Belleza]
Me he dado cuenta de que tengo mucha sed de belleza. Cada vez es menos, pero sigue siendo real y casi tangible. Aunque este mes ya no quise ponerme ninguna Operación / meta, julio terminó siendo sobre buscar belleza y cosas bellas.
Creé una cuenta en Instagram, y empecé a seguir a mucha gente creativa que hace cosas que me parecen bonitas, y poco a poco fui saciando—en parte—mi sed de belleza.
Al mismo tiempo, me sentí bastante sola porque no tenía presente que la gente a la que más frecuento sale de viaje por ser época de vacaciones. Ya lo anoté.
Como en general el mundo estaba en «onda vacacional», me costó muchísimo trabajo concentrarme para trabajar o para hacer cosas de mi tesis.
Asimismo, el que la facultad estuviera cerrada me dio un buen pretexto para no preocuparme por los trámites y esas cosas horribles que estaban por venir. 😛
Sin embargo, en general fue un mes en el que llevé a cabo un par de aterradores proyectos solo porque quería hacerlos (eso fue nuevo).
Por otro lado, aprendí mucho sobre vivir en el presente (parece que uno nunca lo termina de dominar) y, además, mi ansiedad de principios de año ya se había ido en un 85%. Ahhh.
Agosto – Operación Focus + Trámites
Agosto se me fue demasiado rápido porque el hecho de que la facultad abriera de nuevo sus puertas me dio el empujón que necesitaba para ir a hacer mil y un trámites con el fin de poderme titular.
A inicios de agosto no me veía capaz de ir a hacer trámites. Quería vomitar nada más de pensar que yo iba a tener que dar decenas de vueltas, buscando firmas y pidiéndole a algunos profesores que leyeran mi tesis… ese tipo de cosas.
El que comenzara la Segunda Temporada de la Liga me ayudó muchísimo (siempre funciona como por arte de magia).
Algo también extremadamente útil: logré cambiar el enfoque.
Ya no era Yo vs. los trámites que nunca salen a la primera, sino Yo + aplaudir el esfuerzo tan grande que estoy haciendo por llevarlos a cabo.
De ahí la Op. Focus = enfocarse en el esfuerzo, no en el resultado, que muchas veces es «fallido» (que a esa hoja le falta una firma, que debía traer otros papeles, que la copia era de las dos páginas, no de solo una).
Hasta lo convertí en un juego en el que me daba puntos de experiencia / esfuerzo (sí, como en Duolingo) por cada paso que lograba dar.
Si algo había sido lo más dificil del mundo, ganaba +10, y si algo me había sido fácil, me ponía +2 (nunca cero, porque se trata de darme reconocimiento). Funcionó muchísimo para quitarle la pesadez, por lo que pude seguir con eso.
Después de una semana, hacer trámites se había convertido en otra actividad más de mi vida. Nunca agradable, nunca sin causar insomnio, pero al menos ya no se sentía como al inicio, es decir, como se sentiría caminar descalza sobre una alfombra de vidrios rotos.
Dicen que uno no está en forma para hacer muchas cosas hasta después de que las hizo, y esto de [intentar] titularse definitivamente no es la excepción. Es imposible prepararse de antemano, pero una vez que lo haces, estás listo para llevarlo a cabo.
Todavía me falta mucho por hacer, pero me siento bastante más capaz. Ya casi no tengo ansiedad, ya confío un poco más en mí misma (y en la vida) y ya estoy dejando que todas las cosas que están cambiando a mi alrededor se sedimenten como enseñanzas en mi interior.
__
En el futuro cercano voy a escribir entradas en la que te contaré, como adelanté, algo emocionante que hice con el alemán y muchas otras observaciones que fui tomando a lo largo de estos meses.
Espero que esta larga entrada te haya dado alguna pista para lo que estás viviendo en estos momentos, pues es en gran parte la única razón por la que publico cosas así de personales.
Muchas gracias por leer, en verdad extrañé mucho escribir aquí.
❤
__
Sigue leyendo el recuento de este año:
____
Foto de Frank Wuestefeld