Qué hacer cuando estás motivado o: Las inconveniencias del entusiasmo

Seguramente te estarás preguntando por qué alguien escribiría una entrada que respondiera a la pregunta (que nadie se ha hecho nunca) de «¿Qué se hace cuando uno está muy motivado para aprender una lengua?»

Sin embargo, te sorprenderá saber que estar demasiado entusiasmado puede ser perjudicial para tus esfuerzos pro lenguas extranjeras.

No temas, no es nada grave. Pero tener en cuenta lo siguiente te puede salvar de arruinar tu pasión por una lengua, o de realizar otro esfuerzo infructuoso.

25 Seconds of Excitement

Demasiado arrebato

Si eres como yo, seguramente te ha sucedido que ya no crees en tus planes por un fenómeno que se desarrolla más o menos así:

  1. Un buen día despiertas con ganas de hacer algo emocionante y te pones una meta:
  • ¡Voy a aprenderme una canción en japonés cada día!
  • ¡Voy a escuchar un podcast en francés antes de dormir todos los días!
  • ¡Voy a leer en alemán una hora al día todos los días de aquí a que me muera!

…o cualquier proyecto similar.

  1. Reúnes todo lo necesario, llenas tu casa de post-its para que no se te olvide, y estás muy entusiasmado por lo que vas a poder lograr. Un hábito nuevo. Una habilidad nueva. Avanzar de nivel. Todo suena sensacional.
  2. El primer día todo sale bien, y como tu emoción es tanta, tienes suficiente energía después de haber leído una hora, por lo que decides que leerás dos horas y que, además, repasarás la lista de palabras que surjan de tus libros.
  3. Al final del día te sientes emocionado, pero un poco cansado. Piensas que seguramente se te quitará durmiendo.
  4. Al día siguiente ya no estás tan emocionado, pero como el día anterior lograste leer el doble, supones que si hoy sólo lees una hora, como habías dicho, todo estará igual de bien.

Al final de la hora de lectura, la idea de sacar una lista de palabras te parece absurda, y sólo quieres entrar a Facebook para ver cuántos “me gusta” lleva el estado que publicaste: “Ahora sí me tomaré el alemán en serio. Goethe, ahí te voy”.

  1. Para el tercer día estás cansado y te obligas un poco a leer, pero comienzan a surgir excusas. Las ignoras porque a pesar de todo tienes entusiasmo todavía y lees durante 45 minutos. Después te da hambre y prefieres ir a la cocina que terminar de leer.
  2. Al cuarto día empiezas a poner papeles encima del libro que estabas leyendo. Es oficial: otro plan en vano.
  3. Y después de todo eso, una parte de ti hace una nota mental que dice: “No soy bueno cumpliendo metas, no puedo seguir planes. Siempre dejo todo a medias y no tiene sentido que se me ocurran ideas sobre lo que podría llevar a cabo”.

No eres tú, es tu cerebro

Si te viste reflejado en la situación que describí arriba, no estás solo. Si hace mucho que no te pasa eso porque decidiste que era mejor no ponerte ninguna meta, no te culpo.

Culpo a tu cerebro. Y te doy permiso de echarle la culpa también. 😀

Existen por lo menos dos situaciones por las que le podemos achacar nuestros “fracasos” a nuestro querido órgano encefálico.

La primera: cuando estás demasiado entusiasmado, no puedes ver con claridad porque esa emoción fuerte llama mucho tu atención (que, por si fuera poco, es sorprendentemente limitada).

Además, asumes que siempre te vas a sentir igual de motivado y que leer una hora al día va a ser tan fácil como el primer día.

Pero los recursos energéticos del cerebro también están más restringidos de lo que nos gustaría, y uno se cansa de hacer ambas cosas (sentir la emoción fuerte + llevar a cabo la actividad) a la vez. Demasiado esfuerzo.

La segunda: según David Rock, estar entusiasmado por la idea de que pueda suceder algo bueno crea una expectativa, que a su vez suscita más emoción. Cuando lo que esperábamos no se lleva a cabo por x o y  razón, la frustración es todavía más grande que si no hubiéramos tenido la expectativa en primer lugar.

Así, cansados y frustrados nos vamos alejando de lo que queríamos hacer. A veces, tristemente, para siempre. Y terminamos pensando que el origen de nuestros males fue nuestro entusiasmo.

Oh, no…

Pero no todo está perdido

Se pueden aplicar varias técnicas.

No, no tienes que matar tu entusiasmo. De hecho, te exhorto a que te apasiones por más cosas, a que brinques y bailes de la emoción. Si has puesto atención en la gente que nos rodea, estarás de acuerdo conmigo cuando digo que nos hace falta más gente que haga eso.

Lo que yo te sugiero es lo siguiente:

Cuando te nazca ponerte una meta, o crear un plan que te entusiasme, escríbelo, como en los ejemplos de arriba sobre memorizar canciones y demás (aunque no tienes que poner los signos de admiración si no quieres).

A pesar de que estés seguro de que puedes lograrlo, divídelo a la mitad. Por ejemplo, si lo que realmente quieres es leer una hora al día, haz que sean 30 minutos nada más. Y añade un día de descanso. Esa es tu nueva meta.

El día que comiences, haz menos de lo que tu energía y tu entusiasmo te indican. Aunque tengas muchas ganas de leer 60 minutos y ponerte otros tres objetivos, haz un esfuerzo por contenerte y lee sólo  media hora.

Sé que suena un poco aburrido (no lo es), pero confía en lo que he aprendido de mis errores:

Es mejor usar el entusiasmo como si sólo tuvieras un frasco lleno de él, gota por gota. Si lo consumes todo en un día, no sólo te impides disfrutarlo, sino que la frustración de que se haya agotado (y sus consecuencias) se vuelve mucho menos soportable.

En resumen:

  • Estar emocionado por la lengua que quieres aprender es maravilloso. De hecho, es lo que nos hace seguir intentándolo, a pesar de todo.
  • Recuerda que el hecho de que hayas empezado mil y un proyectos que no terminaste, o de que hayas perdido la capacidad de emocionarte es culpa de tu cerebro (y también de tus circunstancias), no de tu “debilidad” o tu falta de fuerza de voluntad.
  • El entusiasmo te hace sobrestimar la cantidad de energía y disposición que tendrás en el futuro.
  • Haz menos de lo que sientes que podrías hacer cuando estés muy emocionado para que el entusiasmo dure.
  • Y si al final todo sale mal, recuerda que la frustración que sientes es normal, pero vuélvelo a intentar, con o sin entusiasmo.

___

Foto de Mr. Nixter

11 comentarios en “Qué hacer cuando estás motivado o: Las inconveniencias del entusiasmo

  1. Excelente artículo, como siempre.
    Así es, mucho entusiasmo al final puede ser ¨contraproducente¨, por decirlo así. Esos buenos consejos hablan de tu madurez en esto de aprender idiomas.
    Yo también hace tiempo que acorté el tiempo de estudio de algunas leguas… ( mentiroso, ahora sólo me interesa el griego moderno..jeje)
    Pero la baja de moral a la que te refieres, me pasó con el japonés y el alemán, de hecho los dejé definitivamente por las razones que expones acá. Dudo que los vuelva a retomar, aunque nunca hay que decir nunca, jamás : )
    Por suerte ahora existe el Internet y uno puede variar viendo una película de su idioma favorito en Youtube, ahí se puede matar dos pájaros de un tiro, no se quema las pestañas leyendo, estudiando y lo ejercita en forma pasiva
    viendo alguna película entretenida. Bueno, hay muchos métodos, cada cual puede elegir el que más le acomode. La palabra sería : ¨dosificar¨, en esto de la pasión por los idiomas, de lo contrario pueden surgir problemas.
    Te felicito por el artículo, muy oportuno para muchos.
    Saludos.

  2. ¡Qué buena entrada, Geo! La última vez que me pasó fue con Thomas Mann, por cuestiones del destino (y de descuentos en libros de ocasión) tengo al Dr. Faustus en francés, como debía preparar mi DALF C1, me dije: ¡Perfecto, voy a leer una hora diaria! El primer día estaba entusiasmadísima, leí 4 horas seguiditas. Como si fuera poco, al ir encontrando nombres de ciudades, tipos de árboles que no conocía, experimentos de antiguos alquimistas y elementos de la cultura alemana nuevos para mí, me entusiasmé hasta las lágrimas y me dije : «Voy a buscar en la red cada cosa nueva que encuentre y haré un álbum con las mejores imágenes» Lo empecé a hacer… El entusiasmo me duró dos días, con toda la vergüenza del mundo debo confesar que actualmente dr. Faustus está sobre mi bureau bien escondidito bajo una pila de libros… La próxima vez que me entusiasme seguiré tus consejos, querida, el entusiasmo está bien pero hay que dosificarlo.

    1. Georgina

      ¡Cuatro horas! Tu proyecto de las imágenes suena muy bien, ojalá algún día te vuelva a surgir eso por un libro, o por otra cosa. Gracias por comentar, querida Laura 🙂

  3. dave urriola

    Otra entrada mas que disfruto leyendo. La verdad si es verdad lo que dices
    me ha pasado y me sigue pasando por ejemplo yo estudio Ruso como 2da lengua admito que es muy difícil en mi casa siempre me dice podrías haber estudiado ingles, pero el ingles no es lo que mi prioridad ahora me gusta ese idioma pero primero quiero aprehender el ruso que es un idioma mucho mas difícil, siempre me acuesto pensando en ya mañana voy a pescar esos 2 libros que un amigo de Rusia me envió y los voy a leer resulta que los leo pero con el tiempo hago otras cosas y los dejo de lado, cuando voy a clases de idioma en el instituto donde estudio aveces llega un día y siento que no avanzo nada en comparación con mi compañero, aun me cuesta hablar lo leer o escribirlo puedo hacer lo pero cuando la profesora tiene diálogos con nosotros de un momento a otro olvido todo y me frustro el no poder responder a sus preguntas, así que decidí ya que en casa siempre tengo distracciones como trabajo en un departamento de informática muchas veces tenemos tiempo de sobra sin hacer nada y con ese tiempo muerto aprovecho de leer todos los días un PDF que tengo con los niveles desde el básico a avanzado y siempre repaso las mismas paginas para no ir olvidando palabras ahora siento que si estoy aprendiendo el idioma bien y me gusta porque todos los días anoto una palabras que me llama la atención.

    Saludos desde santiago de Chile

    «Es bueno saber idiomas.. el limite de mi lengua es el limite de mi mundo..»

  4. Lorena

    🙂 Y yo que pensaba que esas cosas solo me pasaban a mi… jejejejeje. Me alegro de descubrir, que a ti también te pasan (y seguro que a mucha otra gente). En tus post, algunas veces parece que estoy leyéndome a mi misma 😀 Intentare seguir tus consejos.. a ver, porque algunas veces tras la gran motivación, viene la tristeza de no seguir lo planeado tan a rajatabla, y algunas veces parece que el problema es interno, falta de voluntad.. y la autoestima baja, y es un ciclo, porque con la autoestima baja uno cree que no es capaz de nada, y deja de plantearse metas, pensando que no va a poder alcanzarlas.. en fin, un suma y sigue. Pero lo cierto es que nosotras podemos con todo!!! wir können alles!!! animo y como siempre, felicidades por el blog.

Vamos, di algo...

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s