Había anuncios de una conferencia sobre una palabra, Ombudsman, y estaba yo sin nada que hacer mientras sucedía.
Era la época en la que me metía a todas las conferencias gratuitas que podía porque YOLO porque estaba buscando tener una gama muy amplia de conocimientos. (Creo que sólo funcionó para darme cuenta de que prefiero leer libros).
Había a la cabeza de la conferencia un hombre que definitivamente no se veía mexicano, hablando sobre esa palabra que orgullosamente nos donaron los suecos.
Había algunos errores en el habla del hombre que se veía como extranjero, pero su español era de lo más perfecto en general, por lo que nunca se me ocurrió pensar que no nació en un país de habla hispana.
Y sin embargo, era sueco. Él nos dijo.
No tenía un solo rastro de acento. Hacía la distinción fonética entre la c y la z de la s, como se habla en algunos lugares de España, pero tampoco tenía un acento marcadamente peninsular, como de película doblada.
Si me preguntan, no recuerdo prácticamente nada de la conferencia, pues además de que fue hace mucho tiempo, yo estaba concentrada en cómo hablaba este hombre, en si cometía errores, en si decía barbaridades o si conjugaba bien.
Y de verdad parecía un hablante nativo de español, incluso en aquello que nosotros hacemos, como usar muletillas, preguntar «¿cómo se dice?» y decir al revés frases.
En determinado momento, alguien igual de curioso que yo le preguntó cuánto tiempo llevaba aprendiendo español y aunque mi memoria no me quiere compartir su respuesta exacta, estoy segura de que no dijo que llevaba toda la vida estudiando esta lengua en la que escribo y lees.
Es decir, sus padres no le hablaban en español desde que nació, y ciertamente no llevaba clases de lengua española en la primaria. Simplemente aprendió porque quiso y estudió y practicó y entonces lo mandaron a México para que diera una conferencia.
__
Ya no me acordaba de este hombre, hasta que algo que escribió Anne Lamott (no tengo idea de qué fue exactamente) me hizo recordarlo.
La verdad es que, aunque en cierto sentido él es admirable por haber aprendido tan bien un idioma bastante distinto a su lengua materna, de lo que me acordé –y lo que causó una impresión grande en mí– fue que era un ejemplo viviente de que es posible hablar muy, pero muy bien una lengua «ajena».
No como cuando hablas con mucho acento o con muchos errores y tus interlocutores por amables te dicen que “hablas muy bien” –aunque ciertamente te hace falta practicar más.
No “hablar muy bien” como cuando tu maestra de nivel 2 de las clases de idioma te quiere animar para que te inscribas al nivel 3.
Se trata de “hablar muy bien” como cuando una persona que lleva toda su vida hablando el español que tú aprendiste se queda tan impresionada de lo bien que lo hablas que, varios años después, se acuerda de ti y escribe sobre tu destreza lingüística en su blog.
__
Lee más:
__
Foto de Luc De Leeuw
jackwani me dio risa jeje, soy de arg. de Mendoza para ser exactos llevo años intentando «achuntarle» a tu acento pero no lo logro buaaaa jeje gracias geo por tu entrada.
¡Bien,le ¨achunté¨! 🙂 ( ¨achuntar¨dar en el blanco). Sí, todo lo que pongo entre comillas son los modismos, palabras y expresiones que se usan acá, tal vez se digan en otros países también. Empleo ese estilo para que el texto sea algo más relajado y cómodo.
Gracias por aclarar mi curiosidad.
Tu artículo me hizo recordar a una chica sueca que trabaja en algunos medios de comunicación chilenos, especialmente en radio. no sé en realidad cuánto tiempo lleva en Chile, pero su castellano y acento chileno es perfecto, parece una chilena ¨cuica¨ ( de clase alta ).Sólo por sus rasgos escandinavos se distingue de una chilena promedio. Es impresionante como ha llegado a dominar el idioma, incluyendo los modismos chilenos. Ciertos suecos tendrían un especial talento para el castellano… Pero no sólo son los suecos, he visto o mejor dicho, escuchado a varios extranjeros hablar un perfecto español. Una vez pude conversar con unos austriacos que hablan como rioplatences, también su español era impresionante.
Por mi experiencia al practicar griego, puedo decir que los griegos tienen la mejor facilidad para asimilar la pronunciación española, es asombroso lo bien que lo pronuncian. incluso cuando recién lo están aprendiendo.De hecho tienen la Z de la península, la Zita, Θ, en su pronunciación. Afortunadamente, a nosotros también nos acomoda mucho la pronunciación griega.
Te recomiendo el griego, es un hermoso e interesante idioma.
Saludos.
En mis años mozos sabía leer griego, pero ya se me está olvidando. Quizá algún día. Gracias por la recomendación y por el comentario… Es muy valioso tener ese tipo de ejemplos cerca para cuando uno va perdiendo el entusiasmo.
Por curiosidad ¿Qué tipo de griego leías? me voy a ¨tirar a la piscina¨ ( arriesgar ). Adivino que era griego clásico ¿es así? . Bueno, yo sólo intento aprender griego moderno.
Saludos.
Así es. ¿Eso de la piscina también es de Chile? 🙂
Yo creo que siempre hay gente a la que se le dan mejor los idiomas, me encantaría ser uno de ellos pero realmente me cuesta mucho aprender un idioma. Llevo un montón de años peleándome con el inglés y el italiano lo hablo pero ‘de aquella manera’.
Lucas