Durante toda mi vida he creído, sin saberlo, que para hacer algo «productivo» o llevar a cabo algún proyecto, por más pequeño que sea, necesito sentirme bien.
A juzgar por las preguntas que me han hecho algunos lectores, y por lo que yo he observado en la gente que me rodea, no soy la única que tiene esa creencia.
Sin embargo, en estos últimos días he aprendido algo que me resultó muy valioso, útil y digno de ser compartido con las amables e inteligentes personas que leen este blog:
No necesitas sentirte bien para hacer las cosas
Puedes hacer la tarea de tu clase de italiano aunque te duela el estómago.
Puedes escribir un capítulo de tu tesis aunque la incertidumbre te esté matando.
Puedes limpiar tu cuarto o lavar los platos aunque no tengas ganas de hacerlo.
Puedes ir a hacer trámites aunque pienses que son una tontería y una pérdida de tiempo.
Puedes empezar a adquirir otro idioma aunque te sientas desmotivado.
Puedes publicar una entrada en tu blog aunque pienses que es lo peor que has escrito en el mes. (Seguramente no lo es).
Puedes practicar la conversación con un nativohablante de la lengua que aprendes aunque te sientas frustrado.
Puedes cocinar aunque te dé miedo que todo quede salado o insípido o una mezcla de ambos (no sé cómo, pero me ha pasado).
Es decir, no es necesario que te llegue la inspiración, o ese momento en el que no puedas poner ningún pretexto (si es que llega) para hacer lo que tienes que hacer, o lo que quieres hacer.
Cuando entendí esto por primera vez, pensé que hacer las cosas a pesar de que es incómodo iba a ser terrible y que se iban a exacerbar las emociones desagradables y ya no iba a querer hacer nada nunca jamás.
Para mi sorpresa, no sólo me empecé a sentir mejor por estar haciendo lo que debía / quería hacer, sino que el simple hecho de haber realizado una tarea que me estaba molestando («Tengo que hacer esto, tengo que hacer esto y no lo he hecho, ¡soy un gusano procrastinador y me van a regañar!) me otorgaba dos cosas:
Una: que se eliminara el estrés y la angustia de seguir dejando para después algo que debí haber hecho ayer, y
Dos: una especie de fuerza necesaria para seguir tachando cosas de mi lista de cosas por hacer. Una te lleva a la otra y en vez de que parezca una montaña gigantesca sin senderos visibles, se empieza a ver como un montón de piedritas que se pueden quitar una por una.
Vas tomando empuje y de repente todo se siente fácil de nuevo.
Matices, matices everywhere!
No obstante, para otras cosas me di cuenta de que la falta de motivación, o el exceso de frustración, o el miedo o la incertidumbre simplemente no se alejaron de mí.
Lo que yo quería no era sentirme mejor, sino hacer las cosas, por lo que decidí que en realidad no importa.
Ahora ya sé que no se tienen que ir para poder cumplir con lo que me propuse que haría en un día o una semana determinados.
…
Recuerda preguntarte de vez en cuando si a pesar de que es incómodo, no se está empezando a sentir demasiado mal. Una cosa es esforzarse y otra es explotarse. Esforzarte no te debe hacer sufrir, al menos no más de lo estrictamente necesario.
Comienza a practicar cumplir con tus «cosas por hacer» aunque no sea lo que más deseas en el mundo y a pesar de que no tengas ganas, o te sientas desmotivado, o te dé miedo o sientas incertidumbre.
Hazlo también para averiguar, poco a poco y sobre la marcha, dónde está la línea que no debes pasar para que realizar quehaceres te dé fuerza en vez de que te la quite.
Si rebasas esa límite, no pasa nada. Al día siguiente puedes volver a experimentar hasta que aprendas dónde está. Es lo malo de estas líneas invisibles que tenemos los humanos…
_
Justo antes de escribir esta entrada estaba en mi cama, encima de las cobijas, pensando que no quería hacer nada hoy porque, además de que dormí poco y no me gustó una noticia que me dieron ayer, está nublado.
Hay días así.
Pero al final la escribí. Y mira que sigue nublado…
__
Foto de Tambako The Jaguar
Me encanta tu manera de escribir Georgina. Algo similar a lo que comentas me sucede con la práctica de guitarra. Hay días en los que me siento «inspirado» y parece que todo me sale bien. En canvio, otros días quizás me pongo a tocar y me siento desmotivado y sin ganas de hacer nada. Pero como dices, hay que seguir esforzándose incluso los días «malos» =)
Gracias, Alberto. 🙂 Saludos
Gracias Georgina!! excelente y oportuno tu tema…
me dejas pensando porque acabo de leer también uno de tus temas: Guía para establecer las metas y me sentía un poco triste porque siento que no puedo arrancar … debido a que no se que es lo me gusta, no se que tipo de negocio hacer , siento que no me encuentro o no me conozco del todo!!…. talves debería arrancar con cualquier producto para ir probando y luego iré encontrando el correcto en el camino….
Saludos
¡Exactamente! Has dado en el clavo. Tienes que empezar a avanzar por el primer camino equivocado que tengas a la vista y poco a poco vas a ir tomando claridad. Eso siempre funciona, no te desanimes!
Me encantó esta entrada, creo que es algo que comúnmente nadie te dice, no sé si aparentan o de verdad sienten ganas de hacer las cosas TODO EL TIEMPO! y a veces hay frases como «si no te gusta lo que haces, entonces no lo hagas» utilizadas de mal forma, y que en mi caso las escucho principalmente por profesores, y que desaniman muchísimo porque en un día en el que no te sientes con ganas de hacer algo, en vez de animarte a continuar, prácticamente te están diciendo… lárgate a hacer otra cosa :S
Gracias, Ana, tienes toda la razón, no lo había pensado así. «Si no te gusta lo que haces, no lo hagas» a veces es el peor consejo del mundo porque al inicio de cualquier actividad que estemos aprendiendo a hacer, nos vamos a sentir mal…
Leyendo este texto me doy cuenta de que acabo de pasar por una etapa de mi vida en la que exactamente he tenido el mismo aprendizaje (y por la sensación de quitarte la pesada carga que supone). Sigamos experimentando, pues!
Gracias, Aneah. Sigamos experimentando y disfrutando cuando las cargas pesadas se quitan de nuestros hombros.
¡No sabes lo motivante que me resultó tu entrada!, En este momento me cae como balde de agua fría, pero en el mejor de los sentidos, soy mexicana, pero en este momento estoy de intercambio en California, y aunque hay muchas cosas que no me gusta hacer y me hacen sentir mal y triste, creo que al leer tu blog me ha quedado muy en claro eso de, «No necesito sentirme bien», realmente genial, haz cambiado mi perspectiva de lo que estoy viviendo en estos momentos, de verdad ¡Muchas gracias! =^.^=
Ojalá te siga sirviendo, Marysol. Y ojalá poco a poco te vayas sintiendo menos mal. Saludos 🙂
Me cae muy bien en mi final de semestre, colapsado y terrible. No sabés cuánto bien me cae. 🙂
Qué bueno, Larissa, me da mucho gusto 😀
Excelente articulo. Muy motivador. Gracias!
Gracias a ti, Ricardo
Gracias, chicos 🙂
Como siempre, magnífico. Besos!
besos!