Nota: Esta entrada no es el típico discurso de «ya deja de poner pretextos».
En su lugar, te explico de dónde salieron y por qué son tan poderosos, con el fin de que sepas qué hacer con ellos.
Para eso, tengo que contarte de un concepto que yo me tardé poco menos de un año en comprender a profundidad. Tal vez tú te tardes menos. 🙂
Se trata de creencias. TODO es una creencia.
Una creencia es la generalización de una hipótesis que alguna vez nos hicimos.
Por ejemplo:
Todos tenemos la hipótesis de que el fuego quema.
Cuando pones la mano sobre una flama, compruebas tu hipótesis y esa creencia se queda en ti: «El fuego quema». Ahora, cada vez que veas una llama dirás: «Quema». Ya no tendrás que comprobarlo porque ya generalizaste que cada vez que tu mano toque el fuego, quemará. Ya se instaló en ti esa creencia.
Las creencias se forman ya sea porque alguien te dijo (tu familia, o hasta la publicidad) o porque tú lo has vivido en carne propia.
Tenemos creencias de la naturaleza (Todo cae por la gravedad) y de nosotros mismos. Pueden ser ciertas (Soy inteligente) o falsas (No tengo talento para los idiomas). Tenemos las creencias que poseemos porque hemos encontrado pruebas de que son verdad.
El problema de las creencias es que no te dejan ver bien.
Si te asomas a la ventana y decides contar los autos rojos, no vas a fijar tu atención en los azules. Así pasa con las creencias: si crees que eres malo para las lenguas, vas a ignorar todas las pruebas de que tienes talento y te enfocarás en los errores que cometas.
El punto importante aquí es que no todo el tiempo cometes errores. Sólo lo piensas porque tienes una creencia que te obliga a poner atención en ello y no en los momentos de gloria.
De vuelta a los pretextos
Es tan difícil deshacerse de los pretextos porque surgen de creencias muy profundas que tenemos y que, como no identificamos, nos estorban.
Supongamos que Juan quiere ponerse a leer una hora en otro idioma, todos los días. Se arma de valor, aprende sobre los beneficios de leer y está muy emocionado. Pasan tres días y al cuarto ya no lo hace.
Entonces, su cabeza empieza a buscar razones para justificarlo (o sea, pretextos): «Ya no tengo tiempo», «Es muy difícil», «Nunca encontraré un libro bueno», etc.
Sin embargo, lo que Juan no puede ver y lo que sus pretextos ocultan es que tiene la creencia, desde hace mucho, de que los que leen mucho son nerds (no es cierto :D) y él no quiere ser considerado nerd porque le da miedo que lo molesten.
Por esta creencia: «Leer hace nerd, por lo tanto, es malo» no puede hacerlo.
Cómo dejar de poner pretextos
Para que todos esos pretextos se vayan y puedas hacer lo que quieres, tienes dos opciones:
- Aferrarte a la autodisciplina y, al lograr lo que te propusiste, darte cuenta de que no pasa nada malo para contradecir tu creencia falsa.
- O contradecir esa misma creencia desde antes.
(Actualización ago/2013): Hay una tercera opción: ser amable contigo mismo y recordar que esas creencias se crearon sólo para que tu estuvieras seguro. Es decir, están de tu lado, son de tu equipo. Y con base en eso buscar argumentos de que podrías estar viendo sólo una parte de la realidad, y no toda, como digo abajo.
Si ya tienes la creencia que te limita identificada («Leer es nerd«), lo que sigue es encontrar pruebas, tanto en ti como en los demás, de que no es cierto:
- Mi amiga lee mucho y siempre dice cosas interesantes que hacen que la gente la admire.
- Ya no estoy en la secundaria, por lo tanto, nadie me molestará ( 😛 )
- La información es poder, por lo tanto, leer mucho ayuda en lo que sea.
Si logras encontrar pruebas reales, tu creencia desaparecerá junto con los pretextos. ¡Bien!
Lo difícil de esta técnica es identificar esas creencias. Quizá en algún momento te explique cómo hacerlo.
Un detalle:
Hay una «trampa» en esto: puedes usar «estoy esperando encontrar pruebas contra mi creencia» como pretexto en sí mismo. Suele suceder.
En este caso–lo siento, tengo que decirlo–, no busques pretextos, porque los vas a encontrar.
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Este tema es viscoso, la mente se resiste a comprenderlo a la primera. Lee muchas veces esta entrada, regresa a ella cada cierto tiempo.
Cuando llegues a la conclusión de que todo es una creencia, mándame un mensaje o déjame un comentario.
Lee más:
Hola, la verdad no se si sigas al pendiente de este post que es un tanto antiguo. Pero quiero agradecerte, me ha inspirado, y quiero ponerlo aprueba. Luego volvere a comentar.
Hola, Mauro. Estaré al pendiente de tu siguiente comentario 🙂 Saludos
esta muy buena me ha servido de mucho ya se o entiendo por que soy tan negativo
Hola, Erick, muchas gracias por tu comentario, me da mucho gusto 🙂