Los sonidos del lenguaje. Si alguna vez te has preguntado por qué los idiomas suenan tan raro la primera vez que los oyes, siguen leyendo. Si no, también.
FONética Y FONología
Algunas veces, lo más difícil de dominar en una lengua nueva son los sonidos. Pero, ¿sabes por qué son importantes?
El meollo de los sonidos es que son aquello de lo que el lenguaje está constituido. No de palabras, ni de ideas.
Está hecho de un número limitado de sonidos o «fonemas». Un fonema es la parte más pequeña de lenguaje que los lingüistas han encontrado al momento de analizar la lengua.
Cada idioma tiene un número específico de sonidos que sus hablantes pueden hacer con los dientes, la lengua, los labios, el paladar y hasta la saliva (sí, leíste bien).
Si quieres conocer a tus cuerdas vocales, pon tus dedos sobre tu garganta y diles en voz alta «¡Hola!». ¿Ya sentiste cómo vibran? Ellas son las responsables de que tu voz se oiga.
Ahora que sabes esto, di «f». No «efe», sino «fffff». Eso no significa nada.
Pero si dices «ja» (dos sonidos), ya es algo. ¡Ja!.
Esto quiere decir que los sonidos solos no tienen significado. Sólo hasta que se juntan varios. Pero en un orden específico en cada lengua. (nadfevsijk no es nada en español, aunque son muchos sonidos juntos).
Todo lo anterior lo sabemos gracias a la Fonética y la Fonología, que son las partes de la lingüística que se dedican a estudiar los sonidos del lenguaje.
Ahora que nadie te ve (o si alguien te puede ver, mejor: es más divertido), di, en voz alta, la palabra «rana«.
Bien.
Ahora di «hongo«. Fíjate bien en dónde pronuncias la «n». Ra nnn a, Ho nnn go. No es lo mismo, pero se escribe igual.
Si algún día se te ocurriera decir «hongo» con la «n» de «rana», tal vez nadie lo notaría porque el significado de la palabra completa no se altera. Sin embargo, es probable que, en otros idiomas, ese cambio haga que una palabra signifique todo lo contrario.
Cada sonido tiene pequeñas variaciones (como las enes de arriba) de las que los hablantes ni siquiera son conscientes–ni necesitan serlo– porque no afecta el significado.
Si eso aún no te sorprende, sigue leyendo.
Ahora di «peso» y luego «beso». ¿Ya viste qué hace a una «p» «p» y a una «b» «b»? Es un movimiento mínimo del aire en tus labios. Y cambia mucho el significado. A esto me refiero.
Seguramente habrá otras lenguas en las que puedan decir «p» y «b» indistintamente sin que cambie el resultado, así como tú puedes decir hoNgo. Es lo mismo.
Hay algo que siempre me ha fascinado:
Hablar es decidir–sin pensarlo y en tiempo récord– qué tiene que hacer nuestra boca con el aire que va saliendo de nuestros pulmones.
Producimos un sonido tras otro–en un orden que aprendimos de quien nos enseñó a hablar–hasta que se crea un mensaje en la cabeza de otra persona que te está escuchando. Con puros sonidos. Uno tras otro. Y ni siquiera se quedan en el aire. Ni se ven.
En español sólo hay 24 fonemas. Con ellos existe todos los días la lengua española. Con ellos fueron escritos Don Quijote de la Mancha y Palinuro de México. (Y este blog, claro 😉 )
Bueno, no están escritos con los sonidos, sino con los símbolos que los representan, o sea, las letras. Esto quiere decir que los sonidos siempre están ahí (en tu boca, en tu cabeza cuando lees, etc) y que la escritura es una especie de fotografía o placa de los sonidos.
Aunque si quieres ver una verdadera «fotografía» de la lengua hablada, tienes que ver…
las transcripciones fonéticas
Para hacerlas, se usa el Alfabeto Fonético Internacional (AFI o IPA en inglés). En este, se le asigna un símbolo (como los que puedes ver en la columna de la izquierda) a cada sonido de cada lengua del mundo.
Tal vez ya habías visto estas transcripciones, pues aparecen en algunos diccionarios bilingües. No necesitas ser fonetista o fonólogo para sacarles provecho mientras aprendes otra lengua. Tómate unas cuentas horas para familiarizarte con los sonidos del AFI-IPA en tu diccionario (vienen ejemplos al principio o al final del mismo) y te darás las gracias cuando no sepas cómo pronunciar una palabra.
Pero si tienes la computadora prendida es más práctico, porque hay páginas como Fonetiks.org o Rhinospike.com, en las que puedes escuchar grabaciones hechas por nativos de cientos de palabras en muchos idiomas, para repetirlos hasta que te salgan igual o simplemente disfrutarlos.
O, aún mejor, visita esta página de la Universidad de Iowa, donde puedes ver en un diagrama los lugares en los que se pronuncian los sonidos. Muy recomendable.
¿Qué más?
- Cuando oigas o leas que una lengua es fonética, significa que suena como se lee (como el español, el alemán, el turco, etc.) o sea que una letra equivale a un sonido, más o menos.
- «Fonyfon» son de las ramas más divertidas de la lingüística (o al menos a mí me lo parece). Sobre todo cuando intentas producir un sonido que nunca habías oído y haces gestos graciosos; o cuando logras oír la diferencia entre dos sonidos que al principio te parecían exactamente iguales.
- Por si te lo preguntas, la diferencia entre la fonética y la fonología es:
- la fonética estudia los sonidos (cómo salen de tu boca y dónde se pronuncian, cómo viajan y se oyen en el espacio; o cuánto miden las ondas sonoras: cosas físicas).
- la fonología se ocupa de los sonidos cuando ya forman parte del lenguaje. O de hasta qué punto puede variar un sonido (las enes de arriba) sin que el significado se modifique, o qué causa esos cambios… entre muchas otras cosas interesantes)
Cápsula cultural e informativa a modo de conclusión
George Bernard Shaw (escritor irlandés que recibió el Premio Nobel de literatura en 1925) admite haber escrito su obra más conocida, Pygmalion, para que el mundo supiera que existen las personas que se dedican a la fonética y la fonología.
Ahora tú también lo sabes.
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La lengua no muerde 0
La lengua no muerde 1–Definiciones
La lengua no muerde 3–Palabras
La lengua no muerde 4–¿Qué significa el significado?
La lengua no muerde 5–Para lo que sirve un idioma
Graciaaaaaas!!!! Por las páginas!! Por tu tiempo!! Por todo!!! (Cada parte necesitaba su propio espacio). jajajaja
Gracias por tu entusiasmo 🙂